El matrimonio artístico formado por Ángel Llacer y Manu Guix cumple este año sus bodas de plata. “Nos hacemos mejores. Cuando encuentras a alguien así, no lo sueltas”, afirma Llàcer, quien lleva la voz cantante en este inseparable binomio profesional. Aunque se dieron a conocer tras su paso por el talent show televisivo Operación Triunfo, la trayectoria de ambos está inexorablemente vinculada al teatro. Y más concretamente, al musical. La dupla de artistas recalará en el Teatro Arriaga en plena Aste Nagusia para ofrecer 30 funciones de La jaula de las locas, un espectáculo cómico, fiel al espíritu más tradicional de Broadway, que cuenta con la dirección de ambos. Será posible gracias a un ejercicio de previsión exhaustivo en sus respectivas agendas. “Tengo un calendario en el que sé que voy a hacer el 22 de marzo de 2023 a las 15.00 horas”, revela Llàcer, quien anuncia que uno de sus propósitos en común es hacer un espectáculo de creación propia “pronto”.

Ángel Llàcer interpreta a Albin y a su alter ego Zaza. David Ruano

Esta obra “ideal” para fiestas, según Llàcer, llega a Bilbao tras recibir el aval de más de 300.000 espectadores en Barcelona y Madrid desde su estreno en 2018. “Es un bálsamo de bienestar que dura dos horas y media. El feedback es tan bueno que seguimos haciéndolo”, añade el polifacético artista quien, además, interpreta al personaje principal, Zaza, junto a Iván Lavanda –se van turnando las funciones–. “La gente va a ver exactamente el mismo montaje que se hizo en Barcelona y Madrid, con los 24 actores encima del escenario y ocho músicos en riguroso directo”, asegura Manu Guix, sobre el espectáculo en el que no han querido escatimar en recursos ni siquiera estando en gira. En Bilbao se les podrá ver desde el 18 de agosto hasta el 11 de septiembre. “Hemos querido ofrecer la misma producción”, asegura el pianista que, sobre todo, destaca el aspecto musical de la obra: “No hay nada grabado en este espectáculo. Todo lo que hay es 100% verdad”. 

VERSIÓN ORIGINAL DE 1973

En el musical hay más de 140 cambios de vestuario. David Ruano

Originalmente escrita por Jean Poiret como una pieza de teatro, La jaula de las locas (La cage aux folles) se estrenó en París en 1973. Una década después se debutó como musical en Broadway, convirtiéndose en un espectáculo decisivo en la historia del género. Su éxito lo catapultó al cine donde se han hecho varias adaptaciones, la más conocida Una jaula de grillos (1996), protagonizada Robin Williams, Gene Hackman, Nathan Lane y Dianne Wiest. Siguiendo “una partitura muy de Broadway”, esta nueva producción de Nostromo Live cuenta con coreografías de Miryam Benedited. “Es el único gran musical que estuvo en cartel en un teatro durante las navidades de 2020 a 2021 en prácticamente todo el mundo”, añade el productor Jordi Sellas sobre esta puesta en escena que resulta trepidante. Con más de 140 cambios de vestuario, Ángel Llàcer admite que el mayor reto está entre bambalinas: “Tras el escenario es una maratón continua, necesito una preparación física. Me tengo que cambiar en seguida”.

LA EMOCIÓN COMO MOTOR

El espectáculo que relata la apacible vida en pareja de Georges y Albin –cuyo alter ego artístico es Zaza–, quienes regentan un cabaret en Saint Tropez. Cuando el hijo de Georges les comunica que se ha enamorado de la hija de un diputado ultraconservador, se ven obligados a fingir un modus vivendi tradicional con el que no se identifican. “De pronto tenemos que inventarnos algo para que nuestro hijo sea feliz”, revela Ángel Llàcer, que durante el espectáculo, compuesto por 13 canciones originales, interpreta varios himnos como La vida empieza hoy (The best of times). “La obra es emocionante porque abre el chakra de la risa”, apostilla el artista, para quien el final del primer acto resulta clave en cuanto al poder de transmitir emoción. “Mi familia tiene la brillante idea de echarme para que todo esté bien. Un gran error que se soluciona en el segundo acto”, concreta. Ángel Llàcer se queda solo en el escenario, del que desaparece toda la purpurina, para cantar Yo soy lo que soy (I am what I am) en una interpretación que no deja indiferente a nadie. 

“Queremos transmitir la importancia del amor, del querer y del ser querido”, asevera Manu Guix

“Es tan importante lo que quiero decir que para mí es muy difícil cantarla. No me gusta la reivindicación, no te voy a imponer nada. Que cada uno haga lo que quiera, pero yo soy así”, reclama el artista. A pesar del medio siglo transcurrido desde su estreno, la vigencia de La jaula de las locas es palpable. “No hemos evolucionado tanto en cuanto a las emociones”, considera Llàcer, quien critica que hay ciertas personas que, al no poder ser las mejores en algo, necesitan posicionar a los demás por debajo para ensalzarse a sí mismos. “Queremos transmitir la importancia del amor, del querer y del ser querido”, asevera Guix sobre la intencionalidad de La jaula de las locas frente a este tipo de egos frágiles. El antídoto para ello es el humor y la diversión que desprende este musical, un gran canto a la libertad individual y colectiva.