Uno de los vehículos que formará parte de la exposición Motion. Autos, Art, Architecture Motion. Autos, Art, Architecture El Ferrari 250 GTO que podrá verse en la pinacoteca forma parte de un lote de vehículos que han llegado a alcanzar un precio de 80 millones de dólares en una transacción entre dos coleccionistas. Concretamente, se trata de un automóvil de color gris plata con franjas amarillas que fue vendido en 2018 pulverizando todos los números. La estratosférica cifra a la que llegó se entiende porque solo se produjeron 36 unidades de este icono de la década de los años 60.

El modelo que podrá verse en la pinacoteca bilbaina es un bólido de color rojo perteneciente al coche desarrollado por un amplio grupo de profesionales de Ferrari, entre los que se encontraba inicialmente Giotto Bizzarrini y más tarde Sergio Scaglietti. Entre los 36 vehículos fabricados, solo cuatro recibieron un rediseño por parte de Scaglietti, lo que hace que el valor de estas unidades en el mercado sea aún más alto.

El Ferrari 250 GTO estará expuesto en el Guggenheim junto a un Ferrari 250 MM Berlinetta Carrera Panamerica (1953). Ambos vehículos formarán parte de Sporting, una galería en la que se mostrarán varios ejemplos de estos vehículos que se desarrollaron durante los años de bonanza económica de las posguerra, en la década de 1950 y 1960. Las exigencias de las competiciones, especialmente Fórmula 1, hicieron que el diseño de automóviles de carreras se prepararan aún más. Así es como el mercado de los coches deportivos de alta velocidad se expandió.

En esta galería, en la que también podrá verse un Porsche 356 Pre-A (1950) o un Jaguar E-Type (1963), podrá comprobarse que, al margen de su los vehículos se hicieron para correr en la carretera o en un circuito cerrado, son visualmente muy atractivos. Según indican desde el Guggenheim, "en sus diseños convergen arte y moda con el fin de satisfacer la fantasía de la velocidad y la aventura: son glamurosos y deseables objetos de la cultura contemporánea".

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Cinco vehículos emblemáticos llegan al Guggenheim