Tras los conciertos “de puntillas” del año pasado, la joven cantante Sofía Ellar vuelve a la carretera para presentar sus nuevas canciones, entre ellas Cancha y gasolina, que formarán parte de Libre, su inminente y ecléctivo nuevo disco. La cántabra estará esta tarde, a las 20.30 horas, en Miribilla, en el Bilbao Musik Fest, que patrocina DEIA, con entradas desde 26 euros. “Los cuadros de estrés y ansiedad se han triplicado con la pandemia. Es hora de tirar y tira, como canto en Libre”, indica.“Nuestra vida está de gira”, canta en su última canción. Más real, imposible.

—La carretera y cantar es la vida para el músico. Es a lo que estamos acostumbrados a hacer, a viajar con la banda, a la que llamo mis niños. Hacer piña y estar juntos es una gran experiencia; además, el ambiente es muy sano. Estamos como una peonza, de lado a lado.

Tiene ya experiencia en Bilbao.

—Sí, en la Sala BBK, Santana 27, Stage Live... Igual me lío, ya que al estar de un lado para otro, no asimilamos bien los nombres. Se nos va la olla, no podemos estar a todo. Una vez, en Murcia, saludé como si fuera Madrid (risas). A veces perdemos el norte y nos despertamos sin saber dónde estamos.

Hablaba de la banda, ¿con qué formación llegará a Bilbao?

—Vamos variando, haciendo formato completo o acústico, según el lugar. Dependemos de los aforos y la capacidad, y en el caso de Bilbao estaremos casi la banda completa: batería, percusión, guitarra, bajista... Lo bueno del show es que a mí me gusta apostar por la música en directo, que se note que hay un trabajo previo y que existe una complicidad para que todo lo que escuchas esté tocado y cantado en el momento aunque la tecnología te permita ir con formaciones reducidas. Invierto en el equipo y los músicos, sin recortes. Hay que estar en las buenas y las malas, como hicimos ya en 2020. Seguimos sin parar y sin descanso.

En una vieja canción cantaba que “ha vuelto a amanecer”. Así sentirá volver a los conciertos tras un periodo en el que lo ha pasado realmente mal.

—Sí, muy fastidiada. Yo soy incansable, pero se juntaron muchas cosas: el estrés, trabajar de manera independiente y negociar muchas cosas, la pandemia, la exposición al público... Y como siempre suelo tirar de todo el mundo, con energía, a veces me dejo de cuidar a mí misma. Creo que eso me pasó, llegué a un punto de inflexión y este corazoncito y esta cabecita que están siempre dando dijo basta. Me sobrepasó la situación, emocional y físicamente. Toqué fondo, y fue genial porque me di cuenta que levantarse es de valientes. Y eso hice, con ejercicio y terapia, para volver a subir a un escenario. Comiéndomelos de nuevo.

¿Y apoyándose en el público?

—Claro. Acostumbrada a oír siempre de mis seguidores que mis canciones les apoyaban en las rupturas, muertes de algún familiar o mal de amores, en esos momentos reflexioné y me di cuenta que ellos habían estado a mi lado en esos meses tan asquerosos. Y ahora me toca corresponderles.

Canta también “nos quedan los acordes y las canciones”. ¿Tiene ya suficientes para un tercer disco?

—Claro, se llamará Libre. La canción homónima tiene un mensaje en positivo al incluir el verso “tira, tira, tira”. Me salió del corazón y siento que la gente necesita escucharla porque, no en vano, los cuadros de ansiedad y estrés se han triplicado durante la pandemia. Era el momento de la canción, de recomponerse y salir más fuerte.

¿Qué onda seguirá en lo musical?

—No tiene una onda concreta, sale de mi corazón y sin pensar en el marketing. Hay temas para escuchar, otros tropicales... Habrá de todo, y creo que el disco calará.

Lógico que suene ecléctico, ya que la veo como una cantautora que no le hace ascos al pop y a quien le gusta el rock clásico de Buddy Holly, por ejemplo.

—Holly me flipa, y Janis Joplin o italianos como Claudio Baglioni y Lucio Battisti. Lo de cantautor me gusta porque veo la letra como muy importante. Suelo partir de un poema, pero trato de huir de los ripios. La letra es mi marca y cuando el corazón habla no se deja pelos en la lengua.

¿El futuro disco lo publicará una multinacional o seguirá editando sus propios discos?

—De momento, sigo a mi aire aunque el estrés no me deja dormir por las noches a veces, pensando en sesiones de fotos, en componer, el trabajo en la página web... Es verdad que ser empresaria te quita mucho tiempo del trabajo meramente artístico. Yo fliparía teniendo todo el tiempo para mejorar con mi guitarra o tocar el piano. Para avanzar en mi destreza musical, en definitiva, pero me gustan los retos y este de publicar mis discos es el actual. Me siento una mujer productiva, independiente y libre. De ahí el título de mi disco.

Su carrera de Administración y Dirección de Empresas le habrá ayudado en esta faceta.

—Efectivamente, y mira que me costó aprobar algunas asignaturas como Finanzas y Contabilidad. No me pasó con las más creativas como Marketing y Management. Estamos en un mundo muy competitivo y no vale salir con cualquier cosa, hay que trabajar mucho porque no hay muchas oportunidades. De ahí que no pueda estar más que agradecida al poder dedicarme a lo que me gusta. Y dando trabajo a bastante gente también.

¿Qué espera del futuro tercer disco? Ha tocado ya en el WiZink Center de Madrid. ¿Siente que ha logrado ya el éxito?

—Lo del covid-19 me ha hecho relativizar mucho las cosas. He visto muertes cercanas que me han afectado mucho y si cierras los ojos en la cama y piensas... ¿Qué más quiero conseguir si leo mensajes de personas que no conozco y me cuentan que siguen vivos gracias a mis canciones? Esto es lo más bonito del mundo aunque es lógico que quiera que mi carrera sea lo más longeva posible. Y para eso hay que sacrificar muchas cosas personales. Yo entiendo que un día estás y otro ya no, que estás en una caja. Hay que relativizarlo todo, estar agradecido y disfrutar de la vida.

Su primer éxito fue ‘Bañarnos en vaqueros’. ¿Ha tenido tiempo para hacerlo este verano?

—(Risas). En vaqueros no, pero sí he rascado un par de días buenos en el Norte. Y ahora, aquí en Bilbao y con sol, me voy a ir a bañar a Sopela.

“Lo del covid-19 me ha hecho relativizar mucho las cosas; he visto muertes cercanas que me han afectado mucho”

“Sigo a mi aire, aunque,

muy a mi pesar, el estrés

no me deja dormir más veces de las que quisiera”