El escritor Joseba Sarrionandia ha vuelto a Euskal Herria 36 años después y se encuentra en Iurreta, según publicaron en Internet Naiz y anboto.org. Este último publicó una pequeña entrevista con el exmiembro de ETA que protagonizó una sonada fuga de la cárcel de Martutene en 1985. Sarrionandia ha vivido los últimos años en Cuba y desde la isla ha ofrecido contadas entrevistas (DEIA publicó una de ellas en 2016, realizada por Jose Goitia), en la que decía: "Me sorprende que digan que vivo escondido. He hecho una vida normal en La Habana", y en la que se mostraba por primera vez su imagen actual, tras décadas siendo identificado por fotos hechas antes de su huída.

Sarrionaindia, quien no tiene ninguna responsabilidad civil pendiente al haber prescrito todas las causas en las que se encontraba implicado en la Audiencia Nacional, logró fugarse de la cárcel donostiarra de Martutene en julio de 1985 junto al también preso de ETA Iñaki Pikabea escondido en el interior de dos altavoces, tras un recital del cantante Imanol.

Durante más de tres décadas permaneció en paradero desconocido, aunque continuó su producción literaria, hasta que en 2016 se hizo público que desde hacía años vivía en La Habana "haciendo vida normal". El escritor, uno de los autores en euskera más prolíficos y que fue distinguido con el Premio Euskadi de Literatura en 2011, consiguió la plaza de lector en la Universidad de La Habana por el Instituto Etxepare, dedicado a la difusión de la lengua y cultura vascas.

A sus 63 años, Joseba Sarrionaindia ha regresado a su Iurreta natal. "El deseo de Sarrionandia de retornar a Euskal Herria desde Cuba, donde había fijado su residencia, era conocido. Sobre todo por motivos familiares, por lo que el retorno se ha producido de modo discreto. Su objetivo principal es visitar a su madre, tras el fallecimiento de su padre en 2016, tras 31 años sin verse".

"ME HE ENCONTRADO UN PUEBLO DIFERENTE"

Con la familia, en la entrevista que publicaba ayer el portal de Internet anboto.org, Sarrionandia señala que el viaje de vuelta fue "normal". En el avión que le trajo desde Madrid al aeropuerto de Loiu, vino sentado "al lado de una señora que leía el Hola, todos con las mascarrillas". Preguntado sobre qué ha encontrado en Euskadi, apunta que "un pueblo diferente; ando buscando un plano (risas). La gente también, muy diferente, según veo, pero no puedo dar una explicación precisa, las cosas son desconocidas para mí".

Destaca la satisfacción que le ha producido el encuentro con la familia y los amigos, y sobre el misterio que ha envuelto siempre a su figura, dice que "soy la persona más normal que conozco. Son los otros los que son un poco raros, ¿no?". Se congratula de que la situación de pandemia haya evitado un recibimiento popular, como apunta el periodista, con dantzaris, la plaza de Iurreta llena: "Eskerrak!", enfatiza.

Sobre lo que ha echado en falta después de tanto años, dice que "no haber encontrado a aita, ya que murió hace unos años, tras 33 años sin verle. Falta mucha gente, de la familia, amigos que se fueron en los tiempos de la heroína, otros en accidentes o enfermos... Nos pasa a todos. El tiempo come muchas personas. Es un poco rara esta sensación de superviviente".

Comenta que ha visitado sitios como Goiuria, Garaizar, Barrenkale, Artekale, Goienkale y se sorprende lo limpio que está el río: "se ven hasta patos en la orilla". Sobre los cambios en Euskadi, dice que él es del tiempo "en el que Iurreta era Durango, no conocía la Er-tzaintza, no he visto en directo nunca ETB, estoy sorprendido con tantas rotondas... Todo es muy diferente. Antiguamente las cosas cambiaban en cien años; en nuestra generación, en diez, y a ver si vemos lo que viene: la forma de vivir del mundo va a mucha velocidad"