“Nunca”. Esa es la tajante respuesta del especialista de Sotheby’s a preguntas sobre la frecuencia con la que se celebra una subasta como la que tendrá lugar en la sede neoyorquina de la compañía el 8 de junio, en la que se venderán en un mismo evento el sello más caro del mundo, la estampilla más popular de EE.UU. y la segunda moneda de mayor valor del planeta. “Esa es la respuesta rápida: Nunca. Porque son tres objetos que están en la cúspide absoluta de sus sectores, y cada uno de ellos es único”, insiste el director del Departamento de Libros y Manuscritos de Sotheby’s, Richard Austin. “Sería un evento tener solo uno de ellos, pero tener los tres juntos realmente no tiene precedentes”, agrega.Detrás de Austin, protegidos por vitrinas y encapsulados entre dos láminas de gruesos cristales, se halla este trío de escaso tamaño pero de enorme valor, dos partes del cual Sotheby’s ha estimado tienen un valor de entre 10 y 15 millones de dólares cada uno (entre 8,3 y 12,5 millones de euros), y la tercera entre 5 y 7 millones (entre 4,2 y 5,8 millones de euros). La razón por la que los tres salen a subasta en el mismo momento es que tienen un único propietario, el diseñador Stuart Weitzman, que, a los 79 años, y después de haber contado con ellos en su colección durante varios años, ha decidido que es el momento de desprenderse de los preciados objetos.

un sueño

“Era un sueño de su niñez poseer el mejor sello del mundo, la mejor moneda del mundo y el mejor sello estadounidense del mundo”, expone Austin. “Se ha divertido poseyéndolos y mostrándolos, y ahora quiere divertirse vendiéndolos”, añade.

La historia que hay detrás de cada uno es “extraordinaria”, digna de un “guion de cine”: el sello Magenta de 1 centavo de la Guyana Británica, expedido en 1856, fue redescubierto en 1873 por un niño de 12 años aficionado a la filatelia que vivía allí con su familia y lo encontró entre una serie de papeles, quedándoselo sin conocer su carácter único. Como solo se conoce este ejemplar de la estampilla, se considera el artículo de filatelia más importante del mundo desde hace más de un siglo. Cada una de las cuatro veces que ha salido a subasta ha marcado nuevos récords de un sello individual, y en 2014 Weitzman lo compró en Sotheby’s por 9,48 millones de dólares (7,9 de euros), cuando alcanzó un precio 1.000 millones de veces superior a su valor nominal. Ahora se estima que podría venderse por entre 10 y 15 millones de dólares (entre 8,3 y 12,5 de euros).

El segundo artículo que se subasta, valorado también entre 10 y 15 millones, es la Moneda de Águila Doble de 1933, “considerada la Mona Lisa de las monedas, por ponerlo de alguna manera”, asegura el experto. “Es la única que puede ser de propiedad privada. Hay otros ejemplares de la Águila Doble del 33, pero son propiedad de la Casa de la Moneda de EE.UU.”, apunta. La pieza, de un dorado reluciente y que tiene un valor nominal de 20 dólares, fue diseñada por el escultor Augustus Saint-Gaudens, pero fue retirada del mercado cuando el presidente Roosevelt decidió en 1933 que EE.UU. dejaría de respaldar su moneda a las reservas de oro como medida para controlar la depresión económica que azotaba el país.

El tercer objeto es el considerado, de lejos, el sello más conocido en EE.UU.: el Jenny invertida, en el que aparece un avión biplano Curtis JN-4, apodado Jenny, y que por un error de imprenta estaba al revés. “Creo que si le preguntas a cualquier persona en la calle que te diga el nombre de un sello raro creo que van a pensar en este biplano en rojo, blanco y azul”, cuenta Austin. Y además, se trata de un “ejemplar definitivo” porque se trata de un bloque de cuatro sellos en muy buenas condiciones.

Sotheby’s está segura de que los tres objetos volverán a marcar récords, pero se pregunta si de nuevo estarán en manos de una sola persona, o si la colección quedará dividida. “Cada uno de ellos les llama la atención a diferentes sectores del coleccionismo, pero hay algo extraordinario en el hecho de que los tres mejores ejemplos de su categoría estén juntos”, zanja.