Se licenció en Económicas y Empresariales en la Comercial de Deusto. Tras unos primeros trabajos en la administración de empresas del sector metalúrgico y periodístico, Koldo Anasagasti se encaminó hacia el mundo audiovisual. Su bagage profesional de más de treinta años de carrera audiovisual también incluye haber sido profesor de la Escuela de Cine en Sitges, donde disfrutó enseñando a los jóvenes y corrigiendo guiones. Tras dejar la dirección de ETB y el Zinemaldia, como empresario autónomo creó 3 Koma 93 S.A. para la producción de programas de TV y telefilmes.

De su mano surgieron Trauko Management S.L. para la representación de actores y actrices y Trauko Ekoizpenak S.L., con la que produjo programas televisivos “y desde las que dirigí el área audiovisual de la división empresarial de Bainet (Karlos Arguiñano), la parte audiovisual de su empresa con su propia productora”, dice sonriente Koldo Anasagasti.

En junio de 2019 publicó su primera novela, El último fotograma, escrita a cuatro manos con su amigo John Andueza. ¡Maldito caballo! (Editorial Círculo rojo) es su segunda incursión en el mundo de la literatura, aunque por su mente ya circulan nuevas ideas para otras publicaciones.

De la Comercial al mundo creativo, audiovisual y literario. Un salto significativo.

—He trabajado de productor, pero siempre tuve el gusanillo de meterme en el mundo más creativo; he estado con directores, guionistas, actores; he tenido esa querencia y me apetecía hacer algo original. Soy un neófito en la escritura.

¿Cómo se siente un literato novel?

—La primera novela es como el primer hijo, novedoso e ilusionante. Te encuentras desnudo, con un poco de pudor ante la opinión de la gente; quienes te la dicen es para bien, pero quienes no te comentan nada es porque no les ha gustado. Es exponerte a ti mismo en la evidencia del estrado ¡A ver qué pasa! Y en ¡Maldito caballo! me sucede lo mismo que con la primera, pero con un poco más de seguridad, aunque igualmente expectante e ilusionado.

‘¡Maldito caballo!’ ¿Se refiere al animal o a la heroína?

—El caballo tiene que ver con el accidente de uno de los protagonistas. Pero luego la trama se va complicando, y el caballo adquiere su segundo sentido porque entra la heroína. El protagonista cae en una espiral de droga, de ludopatia, etc.

Productor durante 30 años. Desde fuera solo vemos lo glamuroso de los protagonistas. Pero, ¿cómo es el mundo de los extras por dentro?

—El de los dobles no lo comprendo tanto; conozco más el de los actores, porque fui representante de actores y actrices durante 21 años. Es un mundo muy difícil, porque hay que hacerse un hueco y no todos tienen su oportunidad. Algunos sobreviven con pequeños trabajos en el mundo del cine y la TV, pero luego lo tienen que complementar con otras ocupaciones como guías turísticos, hostelería, etc.

Es un mundo muy complicado

—Pero si encuentras tu hueco es un mundo muy ilusionante y los que se ganan la vida con la interpretación viven muy bien, pero no es fácil. Si lees las estadísticas de cuántos actores viven de su trabajo verás que es muy pequeño, solo el 8%, el resto lo complementan dirigiendo, montando...

En el drama que presenta en su novela destaca la tenacidad, el ímpetu, el tesón, la preocupación. ¿Se dan con tanta intensidad como lo plantea en el libro estos rasgos tan positivos de la amistad ?

—Creo que la amistad tiene dos caras. Por un lado, el hecho de que uno se abre al amigo/a, se ofrece en una relación abnegada, desinteresada. Pero tiene otra cara: si tu no recibes por parte de la otra persona la misma correspondencia, al final se vuelve en contra. Diría que en las relaciones hay un poco de altruismo al tiempo que otro tanto de egoísmo. Para mí, la amistad es una relación jerarquizada; la relación de amistad me interesa mucho; es algo muy dinámico y abierto.

En ‘¡Maldito caballo!’ hay éxito, juventud, plenitud, un futuro prometedor, pero un accidente lo trunca todo. ¿Se prepara a la juventud para encajar estos reveses?

—No se puede generalizar, pero la gente joven ha tenido las cosas más fáciles que nosotros, que a su vez lo tuvimos mucho mejor mejor que nuestros padres; en estas nuevas generaciones la coraza que se va forjando es más débil; un joven que sufre un revés dispone de menos armas para salir adelante que las que teníamos nosotros.

La superación ante la adversidad es algo que ‘mola’. ¿Pero está en alza entre esta juventud de culto bastante hedonista? ¿o somos una sociedad “carpe diem”?

—Un poco carpe diem, el no prever el mañana; cuando éramos jóvenes siempre dejábamos un poquito de ahorro para lo que pudiera pasar en el futuro. No lo veo en los chavales de ahora.

“El mundo de los actores y actrices es duro; solo el 8% vive de su trabajo, pero si lo consiguen es ilusionante”