Earth EOB

A todos nos ha venido a la boca la palabra pretenciosidad con Radiohead. Y la calificación de grupo sobrevalorado, también. Y nos hemos comido esas opiniones al siguiente disco... o al posterior. Convertidos en referencia de culto en el espectro alternativo, los británicos grabaron el que probablemente sea el disco clave de finales del siglo XX, Ok Computer, tras decidir caminar libres, con la heterodoxia, la inquietud y experimentación como carburantes, tras un inicio ligado a la ampulosidad de U2.

Radiohead es llamar la atención del aficionado debido a su valentía musical, que fluctúa entre el pop, el rock, la música orquestal, el art-rock, el avant jazz y la electrónica, y a una profundidad lírica y metafórica que nos enfrenta a la angustia, la incomunicación y la alienación ante el poder, el trabajo y la tecnología, y hasta la denuncia política.

Las ganas de Radiohead, que no edita disco desde hace cuatro años, han favorecido la acogida del debut de Ed O'Brien, que se suma a las aventuras paralelas de sus compañeros. Y es que todos ellos, incluido su productor habitual, Nigel Goldrich, han publicado trabajos en solitario... a excepción de su otro guitarrista, Colin Greenwood. Además, Earth lo merece, ya que es un disco rico en estilos e influencias, más cálido y orgánico que los de Radiohead, bien producido y ejecutado por una banda de estrellas.

Su génesis comienza en Brasil, donde O'Brien se mudó tras la gira de Radiohead de The King of Limbs. Era 2013 y el músico vivió una revelación al asistir al Carnaval en Río de Janeiro. "Verdaderamente es el mejor espectáculo del mundo", explicó. "Una explosión de luz, melodía, ritmo y amor. Para mí, fue uno de esos momentos eureka", apostilló. Revitalizado e inspirado, comenzó a grabar al regresar a Gales. Manejando voces, guitarra, bajo, teclados, percusión y programación, contó con el productor Flood (U2, Depeche Mode, NIN...). Y ahí no quedó la cosa, ya que tiró de agenda y rescató a su colega de grupo Colin Greenwood, miembros de Portishead y Wilco...

Earth tiene uno de los mejores arranques de 2020. Escuchar seguidas Shangri-La y Brasil es un placer para los oídos y sentidos. La apertura es colorista y remite a los Radiohead más directos y accesibles, con su riff repetitivo de guitarra en loop. Y la segunda... es una epopeya que supera los ocho minutos y de efecto inmediato. Se inicia acústica y folk, y crece, entregándose a la electrónica, con un gran bajo y palmas que llevan al baile.

Resulta difícil mantener tal altura, pero Earth no se resiente, especialmente en su primera parte gracias al ritmo juguetón y funk de Deep days. Después, se torna más íntimo y reflexivo, excepto en Banksters, que suena como a Radiohead filtrado a través de una bossa nova sintética, y Olympik, que recuerda a los U2 de Atchung baby, aunque no acaba de concretar las posibilidades sugeridas. Y de las piezas acústicas, destaca la melancólica Long time coming, la bruma y psicodelia de Mass y Cloak of the night, balada minimalista con voz de Laura Marling que podrían compartir Nick Drake y Syd Barrett.

"Estas canciones fueron creadas en un espíritu de amor, con los mejores deseos para una comunidad global", explica Ed. "Espero que durante estos tiempos extraños y difíciles, se pueda encontrar algo de luz y consuelo en ellas", prosigue. "No sabía que sentía tanto frío y me sentía tan viejo hasta que encontré mi Shangri-La", canta Ed. El amor como edén de noches doradas se pasea por el repertorio. "Adonde vayas iré... y si te caes, puedes caer sobre mí", canta en Deep days.

El atribulado contexto actual también se manifiesta, especialmente en Banksters, donde dirige sus dardos hacia Wall Street y se pregunta "¿adónde fue todo el dinero, joder?". Incluso en Olympik, donde nos invita a soñar y a hacer que todo gire para "sacudir todo el desastre en el que estamos". Pero lo hace desde ese paraíso compartido y necesario, cuando canta "tú y yo en esta tormenta, agarrándose fuerte... todo se está cayendo, deja que el amor prevalezca esta noche".