- Hace dos años que los candados no forman parte del paisaje parisino, pero estos objetos que eran depositados por los enamorados en los puentes de París vuelven a ser protagonistas de sus calles con una escultura de la mexicana Carmen Mariscal que cuestiona el sentido de este gesto romántico.

Mariscal (1968) ha levantado con ellos una escultura que define como una "casa-prisión" y que ha bautizado con el nombre Chez nous, lo que en castellano significa "nuestra casa" pero también "nuestro país" y que para la mexicana representa la construcción colectiva de su instalación. "La idea me vino caminando por el Puente de las Artes. Cuando veía a la gente poniendo sus candados me decía: ¡Qué romántico! Pero, ¿por qué eligen un candado como símbolo para sellar su amor?", comentó la artista ante la construcción, instalada el jueves pasado y hasta el 28 de abril entre el Museo del Louvre y el Palacio Real. Mariscal ha interpretado así este objeto que, en su opinión, no solo simboliza la estabilidad, también la posesión y el encierro.

"Llevando el tema más allá me dije que si nos queremos encerrar unos con otros en una casa como esta, simbólicamente, sin puertas ni ventanas y de la que no podemos salir, en el caso extremo termina frecuentemente habiendo violencia en el hogar", estima. Pero la casa, con sus 4,8 toneladas y sus 3 metros de alto, es víctima de su propia condena y ya está siendo decorada por nuevos enamorados con candados que datan de este mismo mes. La propia artista cuenta que tuvo que decirle a un joven que no tocara la obra cuando le vio forcejeando con sus candados: "Es mi candado, lo puse ayer, pero quiero quitarlo porque hemos roto", le dijo el hombre, desesperado y atrapado en su trampa.