ala hora de pensar en la Durangoko Azoka, a muchas personas se les pasa por la cabeza tres conceptos: libros, música y euskera. No obstante, hay un elemento que poco a poco está haciéndose su sitio entre la sota, caballo y el rey del Landako Gunea. “Yo en los últimos años cada vez veo más cómics y lectores de este género, cada vez lo veo más asimilado dentro de todo lo que hay”, confiesa la diseñadora, ilustradora y dibujante de cómics Amaia Ballesteros.

De hecho, 2019 ha sido el año con más cómics en euskera publicados en lo que va de década, 33 para ser exactos. A pesar de que el dato pueda dejar que desear, cabe destacar que en 2010 solo se publicaron 5 según Komikipedia. “Muchas personas nos dan las gracias por ofrecer cada vez más cómics en euskera”, reconoce Asier Muro de Harriet Ediciones. David Sánchez, de Astiberri, también ha reafirmado el compromiso de la editorial en trabajar con el euskera y el cómic: “Por el momento, hemos publicado sobre todo traducciones, aunque el año que viene vamos a publicar un cómic para niños en euskera”.

En cuestión de sensaciones, el pequeño auge de los cómics en la Azoka no deja de ser algo simbólico en la mayoría de editoriales. “Por aquí solo veo el cómic Indiano, y por el momento no se ha vendido en la Azoka. No sé si es porque éste en particular no es de interés o porque la gente no los consume”, explica Uxue Rey de Igela. De la misma manera, Olatz Osa, de Elkar, admite que los cómics se dirigen a un público limitado: “Hay poca gente que va expresamente a por cómics, y todos tienen en común que suelen ser muy fanáticos del género”. En este sentido, Alex Sarrionaindia, de Ibaizabal, menciona la falta de personajes referentes en euskera: “Todos hemos leído cómics y los hemos leído con gusto, pero en euskera no identificamos personajes míticos”.

Respecto a esto último, hay una cuestión sobre la que han reflexionados diversos visitantes con DEIA. ¿Es más complicada la relación entre libros y euskera que la relación entre cómics y euskera? Un joven que ayer se pasó por diversos estands, Xabat Petrigorena, ve similitudes entre ambas: “Yo creo que la literatura vasca lo tiene complicado para llegar al gran público porque se lee mucho en castellano, y con los cómics pasará igual”. Por su parte, Olatz Artolacree que de cierta manera en los cómics puede ser más complicada: “No estamos acostumbrados a un euskera que no es tan culto, o más rápido, que esté pensado para el diálogo, y muchas veces en ese ámbito tiramos al castellano. Por lo tanto, se nos hace más difícil o no tan natural, aunque también habría que tirar por ese camino”.

Hablando de caminos, Amaia Ballesteros reafirma la complejidad que hay detrás de la vida de todo dibujante de cómic. “Está la dificultad de que somos muchos y todos queremos, así que hacerte un txoko en la Azoka no es fácil. Hacerte un hueco en este ámbito es complicado, y mientras no lo tienes, toca insistir e insistir. Eso sí, una vez publicas algo grande, es más fácil hacerte ver y mostrar tu trabajo al resto de editoriales”.