LA idea se le ocurrió cuando en 1983 visitó por primera vez la fortaleza de Louisbourg, situada en Cape Bretón Island, en Nueva Escocia (Canadá). Desde entonces, Xabi Otero, fotógrafo, investigador y fundador de Jauzarrea (Fondo para el estudio y difusión de la cultura vasca), ha viajado en más ocasiones a este enclave histórico, la mayor reconstrucción de este tipo de América del Norte. Una localización ambientada en 1744, cuando la presencia de pescadores y otros trabajadores vascos en la zona fue muy habitual, llegando a constituir el 20% de la población, hasta el punto de que el euskera fue la segunda lengua más hablada de la colonia en esa época.

Para dar a conocer esta experiencia y divulgar la cultura vasca, Jauzarrea ha creado un programa para Parks Canadá, institución gubernamental responsable de la gestión de los parques nacionales y lugares históricos del país, que están llevando a cabo sobre el terreno dos jóvenes estudiantes, la navarra Amets Aranguren y la hernaniarra Mirari Loyarte. Asimismo, la donostiarra Marta Vázquez está realizando una investigación sobre los derechos humanos, recabando testimonios sobre el impacto que tiene, aun hoy, en el pueblo Mi’kmaq, oriundo de ese territorio (Unama’ki en su idioma), la actuación que llevó a cabo el gobierno de Canadá durante más de 150 años para erradicar lo que dio en llamar el problema indio y que supuso un trágico genocidio cultural. “Marta está trabajando con Stephen J. Augustine, jefe hereditario del Gran Consejo Mi’Maq y vicerrector de la Universidad de Cape Bretón (CBU), que le está poniendo en contacto con supervivientes de aquello”, señala Xabi Otero.

400 horas de trabajo

En 2015, el investigador navarro conoció al entonces encargado de la experiencia del visitante de Parks Canadá, “que casualmente era vasco de allí, como él mismo se presentó”. Se llamaba Lester Goynetche, “le conté mi idea de difundir la cultura vasca en Louisbourg y la entendió enseguida, ya que ese mismo año él había introducido en el enclave la presencia de los indios Mi’kmaq”, cuenta Otero. Posteriormente, en septiembre de 2018 “celebramos uno de los congresos de Jauzarrea, Atlantiar Knekk Tepaw, allí, en la Universidad de Cape Bretón”, y el sucesor de Goynetche, Eddy Kennedy, “fue el que me ofreció poner en marcha la experiencia”. De ese modo, Jauzarrea se ocupó de encontrar a las personas adecuadas, cosa nada fácil, “porque tenían que hablar euskera, inglés y francés y tener conocimientos de cultura vasca”, además de ser depositarias del prestigio de la entidad con sede en Arraioz -que las ha formado antes de enviarlas- y, a la vez, que esta generase en ellas y en sus familias la suficiente confianza como para “llevar el peso del proyecto”. Un peso considerable, ya que Aranguren y Loyarte estarán en Canadá entre el 21 de junio y el 30 de agosto, trabajando entre 400 y 800 horas en el inmueble que se les ha asignado en Louisbourg, una antigua casa de pescadores vascos de nombre Desroches, donde explican a los visitantes cómo vivían sus antiguos habitantes. También interpretan canciones y bailes y adiestran a otras personas en estas manifestaciones culturales. “La idea es que el proyecto continúe durante los próximos veranos y cuantos más años mejor. Louisbourg es la mayor reconstrucción que hay en América del Norte; recibe unos 150.000 visitantes todos los veranos, todo el mundo hace fotos y este año se están enterando por primera vez de que existimos”, indica el investigador, que recuerda que la intención de esta entidad ha sido siempre “recuperar la cultura vasca y difundirla, quitándole todas las connotaciones políticas que se le suelen dar en otros foros”.

Las jóvenes que trabajan cada día en la fortaleza llevan trajes tradicionales del siglo XVIII elaborados para la ocasión por Maritzuli Konpania de Biarritz, así como réplicas de un txistu y un tamboril de la misma época. Jauzarrea paga la mayor parte del proyecto gracias a las cuotas anuales que aportan sus socios -unos cien activos en la actualidad y 400 contando el entorno-, “y hay una gran ayuda de la CBU y de Parks Canadá”, que se han encargado del recibimiento de las estudiantes. “Es un proyecto importante para nosotros, una vez que lo hemos puesto en marcha, Parks Canadá tiene intención de empezar a realizar actividades vascas, que pueden ser conferencias, conciertos de música del siglo XVIII, etcétera. Allí hay mucho por hacer y es un sitio ideal para hacerlo”, afirma.