Bilbao - Las tonalidades más comunes para la impresión en color dan nombre a la primera escuela de ilustración digital de Bilbao. “Somos CMYK, siglas de cyan, magenta, yellow y key (negro)”, deletrea Paul Caballero, el impulsor, junto a su hermano Iñigo, de este centro, situado en la avenida Sabino Arana, 59. “Aunque curiosamente todo el mundo dice Cemic, así que habrá que rebautizar la escuela”, bromea. Se llame como se llame, el hecho es que la capital vizcaina cuenta por primera vez con un espacio específico para formar a ilustradores digitales en el ámbito editorial, publicitario y del cómic, fundamentalmente. El primer curso como tal empezará en octubre -ya están las matriculaciones abiertas- y durará dos años. Pero esta escuela ya ha trazado sus primeras líneas con sesiones mensuales.

“Este proyecto nace porque los dos socios, mi hermano Iñigo y yo, tuvimos que ir en su día a Madrid a estudiar para ser ilustradores porque aquí no había una oferta firme, y después de regresar hace ya años, estar formados como ilustradores y tener un amplio recorrido laboral, pensamos que era una buena opción crear en Bilbao un centro como el madrileño, por decirlo así, pero sin tener relación, e impulsar así una corriente de autores que se forme aquí y que cree su obra aquí”, explica Paul, al que le apasionan los cuentos. De hecho, nada más terminar sus estudios en Madrid, lanzó “una colección que se llamaba Terapicuentos y que abordaba patologías comunes de los críos, como hacerse pis en la cama”. Publicidad, encargos de ilustración, cuentos y hasta televisión componen el camino animado de Paul, motivado ahora con los frutos que pueda dar CMYK.

Campaña de inscripción “Estamos en plena campaña de inscripción para el curso, que será de dos años entre los meses de octubre y julio. Tenemos el bache de que no somos reglados, de que no es ir a la universidad y salir con un título. Aunque seamos honestos, no es que haya una titulación en este campo, aparte de que no es algo que te pidan a la hora de trabajar. Pero tenemos el apoyo y el aval del Ayuntamiento porque nosotros nacemos a través de Bilbao Ekintza”, señala Iñigo.

Su hermano también menciona otra barrera que han de saltar: la incertidumbre laboral que suelen generar muchas vocaciones artísticas. “Hay mucho miedo por parte de los padres cuando un hijo les dice que quiere dedicarse a algo así y les entiendo. Pero es algo viable y, de hecho, lo que pretendemos es crear gente que salga de aquí trabajando de esto en el ámbito que a ellos les guste. El curso completo está pensado para formar profesionalmente a ilustradores, a personas que vivan del mundo de la ilustración, que, de verdad, que no es utópico. Se puede y no se vive mal, no somos millonarios, pero tampoco mileuristas. Se puede vivir de ello sin tener que depender de un trabajo secundario”, reflexiona Paul.

EL APRENDIZAJE Por eso, porque confían en su sector y en sus posibilidades, apuestan por esta escuela. “El primer año del curso se dedica a la formación en todo el mundo de la ilustración en el sentido más amplio: aprender a crear, a componer, a aplicar color y a usar la herramienta digital. Luego, el segundo año, los ejercicios están orientados a simular encargos reales, de manera que los estudiantes, a final de curso, tengan un portafolio, que es algo importante. Pero también, ese segundo año se dedica a preparar un proyecto con el que salgan debajo del brazo. Creemos en el portafolio, en tener uno de calidad, pero es más importante el trabajo final. Las editoriales, las casas de publicidad? lo que te piden es un proyecto. Así les vendes un producto, que es lo que ellos están buscando. Si vas con algo en concreto, se hacen la idea de qué van a hacer contigo”, comenta Paul. Así que las ideas están claras y la escuela se va animando?