Bilbao - La gala de los Premios Max, celebrada ayer en Valladolid, acogió un triple triunfo vasco con Erritu, La ternura y The Opera Locos, que consiguieron alzarse con sendos galardones en los premios de artes escénicas que celebraban su vigesimosegunda edición, en una ceremonia que estuvo marcada por reivindicaciones en torno a la libertad de expresión.

Aunque la representación vasca contaba con siete finalistas en sus listas, fueron La ternura, de Alfredo Sanzol; Sharon Fridman, por la mejor coreografía de Erritu, y The Opera Locos, por el mejor espectáculo musical o lírico, producido por Klemark Espectáculos Teatrales, con sede en Leioa, los que se alzaron con sus respectivos premios Max de artes escénicas.

La principal categoría, el premio a mejor espectáculo de teatro, estuvo protagonizado por el iruindarra Alfredo Sanzol, autor de La ternura, que compartía categoría con Temps salvatge, de Teatrel Nacional de Catalunya, y Lehman trilogy, de Barco Pirata.

La compañía de danza de Errenteria Kukai que competía por el premio a mejor espectáculo y mejor interpretación de danza masculina por la interpretación de Eneko Gil, se hizo con el Premio Max a mejor espectáculo. La obra inspirada en los rituales ancestrales en los que el ser humano busca el encuentro con sus semejantes logró ser nombrada mejor espectáculo del Estado.

The Opera Locos por su parte, que fusiona la ópera con la comedia, competía en la categoría de mejor espectáculo musical o lírico y mejor vestuario y se hizo con el primero de los galardones. Por eso, sus representantes aseguraron que “el espectáculo consigue emocionar y poner en pie a los asistentes” y recordaron también a grandes autores como Mozart, Verdi o Puccini, autores sin los cuales “esto no sería posible”.

Y es que aunque La teta de Janet, de la compañía vasca Ertza optaba a hacerse con el Max a mejor composición musical para espectáculo escénico, fue Grito pelado, de Silvia Pérez Cruz, la que se llevó la gloria. Lo mismo pasó con El viaje de Ulises, que se quedó con la miel en los labios, ya que la producción de Gorakada Teatro vio como Dados, de Ventrículo Veloz, le arrebataba el premio a mejor espectáculo infantil, juvenil o familiar.

La ceremonia, organizada por la Fundación SGAE bajo el lema La fiesta de la libertad, estuvo marcada por la teatralidad y la defensa de la libertad de expresión, protagonista de múltiples discursos de los ganadores. Ejemplo de ello fue el de Jordi Prat, quién aventuró que “si los jueces, después del juicio, fueran juzgados, algunos estarían en prisión”. Otros de los vencedores recordaron a los raperos y artistas imputados por hacer uso de la libertad de expresión.

La música también tuvo su espacio en la fiesta de las artes escénicas organizada en el teatro Calderón de Valladolid, en el que Silvia Pérez Cruz, el grupo burgalés La M.O.D.A., Amancio Prada, Eliseo Parra, Julia de Castro, Nuevo Mester de Juglaría y Let the Children Play Big Band hicieron las delicias del público presente.

La presidenta de la Fundación SGAE, Ana Graciani, reivindicó el valor de las artes escénicas, por lo que pidió su inclusión como asignatura en la educación, y puso en valor la danza, asegurando que “hay que hacer un mayor esfuerzo por la danza. Seguimos sin ser capaces de situar a la danza donde le corresponde”. Además, reveló que los premios Ana Diosdado, galardones a los textos de mejor autoría femenina, se pondrán en marcha muy pronto, afianzando así su apuesta por la igualdad en las artes escénicas del Estado.

Galardones especiales Esta edición de los premios Max contó con tres galardones especiales, además de las 19 categorías habituales. El Premio Max aficionado o de carácter social lo compartieron las compañías Taules Teatre y La Garnacha. El Premio Max del Público fue a parar a manos de la compañía valenciana Groc Teatre, por Genovese. Y el Premio Max de Honor distinguió la figura de Concha Velasco. Y es que el galardón que en anteriores ediciones recayó en figuras como José Sanchís Sinisterra o Rosa María Sardá, fue otorgado a la veterana actriz “por unanimidad”. De esa forma, el comité destacó a la actriz vallisoletana por ser “una figura clave en la historia de las artes escénicas”. Asimismo, el jurado resaltó su trayectoria como intérprete y como “figura pionera del teatro musical español”.