pamplona- “Queremos que haya espacio para todos y todas, de tal forma que nadie se quede sin ver a Berri Txarrak, que parece ser el deseo más anhelado últimamente. A sabiendas de los problemas que ha habido con las entradas, estamos trabajando en una fecha sin definir pero que se realizará en un espacio bastante grande en el cual, sí o sí, difícil será que el que quiera ver a Berri no pueda hacerlo”, dando a entender que dicha actuación se podría celebrar en recintos como El Sadar o Mendizorrotza. Así de claro, y tranquilizador para los seguidores de Berri, se mostró ayer Galder Izagirre, batería de la formación, antes de sintetizar que esta gira “comprimirá la vida de Berri en ocho meses a lo largo de los cuales se nos podrá ver desde en el gaztetxe de Altsasu, donde caben 100 personas, hasta en el Navarra Arena o en esa gran cita que está por cerrar. Estamos buscando una espacio en el que las entradas no se agoten en un día, por lo que tiene que ser más grande que un Arena, pero no puedo confirmar dónde...”, apuntó Gorka. “No podemos confirmar nada porque igual este movimiento no sale bien y tenemos que plantearnos hacer un tercer Arena”, matizó David en la rueda de prensa en la que el grupo explicó los motivos de su adiós y los pormenores de su gira de despedida.

el comienzo del adiós Gorka Urbizu arrancó quizá la que ha sido una de sus comparecencias más emotivas ante los medios apuntando que “desde que sacamos el comunicado en diciembre anunciando el parón indefinido, hace ya dos meses, nos hemos recluido para gestionar emocionalmente todo lo que ha ocurrido. Por mucho que hayamos visto en las redes lo que ha pasado, no deja de ser difícil de asimilar o de explicar. Podíamos esperar una buena respuesta pero creo que ha superado todas las expectativas. La conclusión que sacamos es que, una vez más, estamos en deuda con nuestro público; vivimos una época en la que hemos pasado de buscar la música, ahorrando para comprar un disco al mes, a estar rodeados por música en todos los sitios y formatos, hasta el punto de que el silencio llega a ser un bien muy preciado. Y a veces, en esa vorágine se nos olvida que sin oyente no existe la música; la vanidad del músico nos lleva a pensar que tú compones para ti pero necesitas oyentes. Y en este sentido Berri Txarrak tiene un público muy fiel que está dispuesto a demostrárnoslo cada vez que se lo pedimos. De esta forma, el primer agradecimiento es para el público que ha estado con Berri Txarrak durante 25 años, desde la gente del principio hasta otros que se han ido subiendo y bajando al tren, que nos descubrieron ayer o que nos descubrirán en esta gira; y para nosotros tienen el mismo valor”.

Afrontando ya el propio hecho de la despedida, Gorka afirmó encontrarse ante sentimientos encontrados: “Por una parte, siempre desde la humildad, de sentir el orgullo de todo lo que está pasando, este tsunami de cariño que la gente ha demostrado ante esta banda, siempre, pero especialmente desde el comunicado, es algo que nos ha sobrepasado; así, por una parte está la sensación de orgullo y, por otra, la de estar, como digo, sobrepasado. Es complicado de asimilar”.

las razones del adiós Aunque según Gorka las razones del parón indefinido anunciado ya quedaron claras en el comunicado, quiso incidir todavía más en algunos aspectos. “En primer lugar, lo que más llamaba la atención es que el comunicado venía en primera persona, lo que indica que la decisión vienen tomada por mí. Así, lo primero que quiero hacer es agradecer la comprensión de Galder y David; si por sí era una decisión dura de tomar, podía convertirse en algo más duro todavía si no eres tú quien la toma. Sin embargo, los hechos están ahí. Berri Txarrak no es un proyecto que los tres arrancáramos de cero, sino que cada uno ha llegado de una forma. Y por eso también es el momento de recordar ahora a Aitor Goikoetxea, Aitor Oreja y Mikel López Rubio (antiguos miembros de Berri Txarrak). Y por circunstancias de este viaje alucinante, me toca a mí ser la única persona que lleva 25 años siendo el ideólogo de esta banda. Eso ha traído consigo llegar a ese punto en el que te encuentras entre el desgaste y la felicidad, es como una sensación de orgullo que también es lo que me hace tomar esta decisión. Creo que es evidente el nivel de autoexigencia que precisa esta banda, que requiere una dedicación completa y cierta sobreexposición, que se suma a la responsabilidad con tu público y tu pasado. Nos hemos ido renovando pero, aunque cambies y abras tu aspecto estilístico, te debes a lo que has hecho, y eso hace que debas ser fiel a lo realizado”. En este sentido, y haciendo todavía más hincapié en los motivos que han provocado este parón, Gorka apuntaba “toda la carga de trabajo extramusical que requiere una banda independiente como nosotros, que en los últimos años no solo nos hemos dedicado a tocar y a hacer canciones, que es lo que nos gusta, sino que hay una labor de gestión que desgasta y mina”. Una labor que, además, “en estos 25 años no ha tenido apenas parones ni pausas, y de hecho, las pausas las hemos aprovechado para hacer nuevas canciones o pensar en el siguiente proyecto. Y a veces hay que darle al pause, porque nosotros no somos un grupo de mirar atrás, y a veces hay que ser consciente de lo que está pasando”.

Pero, según desgranó ayer Urbizu, por encima de todos estos motivos, la gran razón del parón es “el impulso artístico, al cual siempre he sido fiel, y que me pone ante la paradoja de que para crecer como músico tengo que apartarme del grupo que ha sido eje de mi vida; con todo lo jodido que pueda sonar, creo que estoy en ese punto. El artista necesita de nuevas preguntas y seguir aprendiendo, y tengo la sensación de que ha llegado ese momento. Pero también tenía claro que cuando llegara ese momento no quería dedicarle solo el tiempo que, por ejemplo, le he dado a mis proyectos paralelos (Peiremans +, Katamalo) sino dedicarle el tiempo que se merece probando nuevas cosas, estilos o formas de hacer; en definitiva, aparcar el transatlántico en el que se ha convertido Berri. Y pensando siempre que las mejores canciones están por llegar. Y otra cosa que tenía clara es que una vez que lo dejáramos, debía ser en un buen momento, con un buen recuerdo tanto para nosotros como para el público. Así, se puede decir que esta banda estaba moribunda en 2009 y una década más tarde nos encontramos en el momento más dulce. Y precisamente por eso, ha llegado el momento de aparcarlo; quizá estamos metiendo la pata hasta el fondo, pero creo que hay que ser fiel a ese impulso”. Sobre esta premisa, Gorka, vehementemente, afirmó que “así como es un privilegio vivir para, por y de la música, que al final es nuestro oficio, también es un privilegio poder dejarlo cuando uno lo decide, y que no venga impuesta esa decisión por razones externas o internas. Y por eso precisamente vamos a insistir en que esta gira no sea un velatorio sino una celebración, una oportunidad de nueve meses para compartir nuestra música con nuestro público y en todos los formatos. Nuestra invitación es a pasarlo bien y a hacerlo pasar bien”.

Siguiendo con los motivos del parón, Gorka ratificó que no viene motivado por un “calentón, era una opción que estaba encima de la mesa y todos los sabíamos. Pero ha habido dos momentos que han sido como señales. El primero fue cuando hace un año hicimos el concierto número 1.000 de Berri en Oakland, Nueva Zelanda; yo soy bastante aficionado a las efemérides y este además tuvo lugar en las antípodas, es decir, no se puede llegar mas lejos. Y nada más volver de ahí llenamos la Riviera y Razzmatazz uno, y seguido llegó el BEC, donde metimos más de 10.000 personas, y no era una despedida, sino la presentación de Infrasoinuak. Yo recuerdo que cuando terminó ese día, tras unos meses muy intensos, ya en el hotel, me tumbé en la cama y... me invadió la sensación, como si fuera un cartel de neón gigante, de y ahora qué”.

Parón indefinido Respecto al tecnicismo utilizado para anunciar su adiós, Gorka Urbizu quiso matizar que “había que poner un título. Yo lo único que tenía claro es que necesitaba tomar distancia y aparcar este proyecto. Es una cuestión de honestidad y respeto al fan, en el sentido de que es la formulación que más se acerca al sentimiento de necesitar parar. Yo no me he aburrido, no me he cansando de tocar con Berri; tocar música en directo es lo que más me gusta, y con Berri, más todavía. Pero no me siento con fuerzas para hacer frente al siguiente paso artístico de esta banda, que implica tres años de trabajo, porque nosotros no hacemos discos porque sí, simplemente para girar. Eso es algo que te exige mucho y necesitamos estar los tres al 100%, y ahora mismo no me veo”.

El músico, cantante y compositor de Lekunberri no quiso desaprovechar la oportunidad para agradecer a personas que han sido importantes en el desarrollo de la banda, como Marino Goñi, Carola Pérez o Pau Vargas. “Esos techos de cristal que hemos roto en la cultura y la creación cultural en euskera, está claro que han sido un logro colectivo”.