ser o no ser, esa es la cuestión”. Esta es la primera frase del monólogo o soliloquio del personaje de Hamlet, obra del mismo título que escribió William Shakespeare en 1603, y probablemente una de las expresiones más famosas de la historia universal de la literatura.

Vida y muerte, mantenerse cuerdo o enloquecer, la culpa, el amor... todas las cuestiones que recoge el libreto del dramaturgo inglés subirán al escenario del Teatro Campos Elíseos de la mano de alumnos del 3º y 4º curso de Arte Dramático de Ánima Eskola mañana a las 20.00 horas. La adaptación de este clásico, realizado por el autor y director de escena David Valdelvira, fue ganadora del Premio al Mejor Espectáculo y el Premio del Público de Fetabi 2017.

Valdelvira, profesor de teatro en Ánima Eskola de Bilbao, asegura que en un principio “no tenía pensado hacer una adaptación en sí de la obra, sino darles a los actores y actrices un material teatral complejo, un texto que les diera la oportunidad de experimentar y destripar la grandeza de una pieza referente dentro de la literatura universal”. La idea, en palabras de Valdelvira, “nació gracias a la riqueza del texto”, a su visión personal de la obra y a “las ganas de trabajar del reparto en el proyecto”.

Según explica el director, la gran diferencia entre el drama de Shakespeare y su adaptación se encuentra en la puesta en escena que ha elaborado, “que es viva y cambiante a medida que el espectador se va adentrando en la vida de los personajes”. Las transiciones entre actos son otra diferencia respecto a la obra original “ya que están dotadas de vida propia”. “Es como si fuese una obra dentro de otra obra, y ambas funcionan tanto en paralelo como por separado, aparte de alguna que otra sorpresa que no se puede desvelar”, anuncia Valdelvira.

Por todo ello, la escenografía para ambientar el viaje que propone este clásico al interior de los tormentos del ser humano es uno de los puntos más cuidados por el equipo, ya que crear una atmósfera para recrear la venganza, la culpa, la redención y el amor, no es algo sencillo. “El proceso de transformación escenográfico intenta no solo construir la obra, sino mostrar y ejecutar de la forma más bella posible la historia, utilizando estructuras cúbicas y una serie de tablas que van cambiando de lugar y posición para ir moldeando los distintos espacios en los que se desarrolla la obra que van abriendo paso al personaje de Hamlet, para que pueda culminar su venganza”, explica el Valdelvira, quien además continúa trabajando con su compañía La Sombra Teatro en otros dos espectáculos: La Percha una comedia como la vida misma y El pabellón del olvido. Eriz Cerezo Ferrón, uno de los actores que participa en este particular Hamlet, señala que “quien haya leído la obra, sabrá que hay muchos escenarios dentro de la obra de Shakespeare, por eso hacerla con una misma puesta en escena, donde solamente se cambian pequeñas cosas, es algo mágico”.

A pesar de haber logrado crear una atmósfera apropiada para el drama, el proceso de adaptación de este libreto supone una labor muy compleja. Tal y como aclara Valdelvira, “la ventaja es que te viene dado el argumento, el texto, los personajes, etc., hay muchas referencias donde indagar para profundizar en la narración”. Sin embargo, la dificultad de un relato ya fijado radica en “poder encajar tus propias ideas sin desvirtuar o desmerecer al propio autor; siempre hay que intentar adaptar la idea general del autor a nuestros tiempos y no imponer la tuya”.

A día de hoy el director continúa ensayando junto a su equipo, y asegura que la adaptación del reparto ha sido para él “magnífica e ilusionante” por las ganas y entusiasmo que los jóvenes le han transmitido desde el primer día, “aportando a la obra sus ganas, sueños y energías”. Esos motivos son los que han llevado al director a dedicarse a la docencia: “Aporta mucho el poder trabajar con gente joven con ganas de aprender, que no paran de preguntar, de querer saber, y eso hace que te replantees lo que les dices. Te hacen seguir creciendo como artista y, lo que es más importante, como persona, además de verles evolucionar y ver la ilusión que ponen día a día”.

Ese anhelo por interpretar se ve reflejado en las cara de los actores, que ven cada vez más cerca el jueves y aseguran sentir en los ensayos “cosas que nunca hemos sentido. Quizás es porque ahora tenemos cierta idea de a qué nos enfrentamos, y sabemos que esa puesta en escena en el Campos va a ser algo mágico para nosotros y para el público”. El grupo, compuesto por nueve chicos y dos chicas, lleva ensayando el libreto desde enero del pasado año, por lo que han sido muchos meses de proceso de creación y de aprendizaje para los estudiantes. “El problema era buscar una obra que encajara con nuestro reparto. Pero un día David, con su media sonrisa de “que nos tiene que contar algo”, nos dijo que Hamlet era la obra que íbamos a trabajar. Nunca se me olvidará el salto que pegamos todos los compañeros, y creo que esa emoción, que era una mezcla de alegría, miedo y dudas, ha estado presente en todo el proceso hasta llegar a donde hemos llegado”, recuerda Cerezo Ferrón.

para sorprender “¿Qué queréis que sienta, piense o haga el público al ver la obra?”, es la pregunta que Valdelvira les hace siempre a sus alumnos antes de que salgan a escena. Con Hamlet sus deseos son “que sigan preguntándose cosas, que salgan del teatro con ganas de perdonar y de no escoger el camino de la venganza, de ser más compasivos y sobre todo que salgan con ganas de amar, de encontrar o avivar el amor”, asegura el equipo. Los actores, por su parte, prometen que quienes se acerquen al Campos “van a disfrutar de algo distinto y que las dos horas se van a convertir en veinte minutos”. “Pedimos al público que no venga con una idea preconcebida de lo que van a ver, queremos que se dejen sorprender, que abran su corazón y se dejen llevar”, agrega Cerezo Ferrón, ya que toda la agrupación se acercará al teatro “con la ilusión de que los espectadores se rían, aplaudan, pero sobre todo se emocionen con un texto que es increíble”.

Los alumnos de Ánima Eskola, que ya se sientan en las butacas de la sala a “imaginar lo que va a ocurrir” el jueves, pondrán voz y alma a la pregunta más universal de un dramaturgo que ya sugirió que “sabemos lo que somos; pero no lo que podemos ser”.