lEJOS de la tópica imagen de farra descontrolada, alcohol, decibelios y días sin dormir, también es posible disfrutar de las fiestas de San Fermín de forma más tranqui, degustando un caldico mañanero, unos churros tras los encierros, un bocata durante los fuegos en la Ciudadela, viendo a los txikis disfrutar de las actividades programadas, acudiendo a los toros o meciéndose al ritmo de la música de jazz o de artistas como Kepa Junkera o Fangoria. Aquí les presentamos varias propuestas.

Conviene sentirse integrado y vestir el uniforme zuri-gorri. Sale por unos 30 euros -4 la faja, 2 el pañuelo, 13 el pantalón y 12 la camisa- en cualquier tienda o puedes viajar ya vestido tras usar internet (http://comunick.opentiendas.com/tienda/ropa-san-fermin). Antes de partir, conviene asegurarse cama. Ahí empiezan las complicaciones, ya que resulta mejor contratarla con tiempo y se debe ser consciente de que los precios se disparan en estas fechas. “Los hoteles suelen estar copados los fines de semana, sobre todo por extranjeros. Y pueden acercarse a los 400 euros por noche. Entre semana hay disponibilidad y precios más razonables”, explican desde la Oficina de Turismo. Si buscas vivir el meollo festivo, en el centro están La Perla, Yoldi, Europa o el Eslava. Si tienes el sueño más ligero, aléjate al Reyno de Navarra, el Iruña o el Albret, y si no encuentras alojamiento, fuera de la capital están el Jakue (Puente la Reina), AC Zizur Mayor, Don Carlos (Huarte) o Andía (Orcoyen).

La diana se puede festejar con un caldico de ternera y gallina, justo antes del encierro. Si vas de tranqui, mejor vivirlo desde la barrera o la comodidad de un balcón. Los alquileres en Mercaderes, Santo Domingo y Estafeta están al alcance de un clic del ratón del ordenador. Tras el encierro, conviene darse prisa para evitar las colas si quieres degustar churros con chocolate en Estafeta, en El Churrero de Lerín y la Mañueta. Este último “solo se abre en fiestas y octubre, y su tradición es centenaria”.

Conviene recuperarse de las procesiones y los desfiles de Gigantes y Cabezudos con un hamaiketako. Si vas al Casco Viejo, acertarás con las cazuelas de huevos con txistorra, pero también está la alternativa de los pintxos. Tranquilo y con el estómago lleno, se puede descansar o disfrutar de herri kirolak o bertsos mientras los txikis se divierten con las atracciones, hinchables, música, juegos y danzas en la plaza del Conde de Rodezno, mañana y tarde.

Comer y cenar? cuesta. Dinero y tiempo. Pero merece la pena disfrutar de un estofado de toro, el ajoarriero, una ración de pochas, pimientos rellenos, espárragos o un asado. Y si se riega con vino de la tierra, mejor. Por la tarde se impone un poteo y, si hay ganas, disfrutar de la verbena y los bailables para encarar la noche, donde “suele ser habitual ver los fuegos en la Ciudadela, a las 23.00 horas, tomando un bocadillo tirado en la hierba”. El final de la velada puede dedicarse a disfrutar de la amplia oferta musical. Si Calle 13, Betagarri, Esne Beltza o Loquillo te parecen ruidosos, está la alternativa del jazz, en el Paseo Sarasate.