EL pintor surrealista belga René Magritte (Lessines 1898-Bruselas 1967) escribió debajo de un cuadro en el que se veía una pipa, "esto no es una pipa". Y en realidad no lo era. "¿Puede usted llenarla? No, claro, se trata de una mera representación", respondió a los expertos de arte que criticaron su trabajo.
El Bellas Artes de Bilbao expone hasta el 29 de septiembre la obra del creador belga La bella sociedad, que pertenece a la Fundación Telefónica, y que resulta muy representativa de la producción pictórica del artista. Una obra en la que se aprecia cómo Magritte, a partir de que en los años treinta afianzó su relación con el surrealismo, entra en el juego de la negación de objetos. El propósito de los pintores surrealistas no consistía en la exaltación de la realidad mediante su transcripción fiel, sino precisamente en lo contrario, en desacreditar la realidad, o nuestro sentimiento de la realidad; en suprimir la seguridad y la certeza que tenemos de la realidad cotidiana.
Magritte, que fue junto con Dalí uno de los máximos exponentes del surrealismo, cambió las relaciones de los objetos entre sí, los nombres que los designaban, el espacio en el que se encontraban o la perspectiva y tamaño de los motivos. "Cada cosa que vemos oculta otra cosa; siempre queremos ver lo que está oculto por lo que vemos, pero es imposible. Los humanos esconden demasiado bien sus secretos", dijo Magritte. Y esto es precisamente lo que se trasluce en La Bella sociedad, pintada por el artista poco antes de morir. En el cuadro se puede ver uno de los motivos más celebres del pintor belga, su enigmático señor del bombín, una silueta plana de un hombre corriente y anónimo tocado con un característico bombín, prenda de moda a principios del siglo XX.
Pero nada es lo que parece. Magritte superpuso dos siluetas de un mismo personaje y sustituyó la imagen de un hombre por contornos que contienen motivos naturales y paisajísticos, un frondoso y tupido follaje vegetal y un paisaje playero protagonizado por un cielo azul salpicado de nubes blancas.
El creador belga explicaba así su concepción de la pintura: "La imagen pintada es, de una parte la descripción el mundo visible modificado por una manera de pensar, o bien por otra parte, la imagen pintada es la descripción del mundo visible comprendido de una manera espontánea".
El cuadro se expone dentro del programa La obra invitada, patrocinado por la Fundación Banco Santander, por el que la pinacoteca bilbaina muestra a sus visitantes, desde 2001, obras maestras o muy destacadas de la carrera de un artista de renombre, cedidas para la ocasión por particulares o instituciones artísticas públicas o privadas.
Desde el inicio de este programa, se han podido contemplar 39 obras, entre ellas algunas obras de Berruguete, Morales, Zurbarán, Van Dyck, Tintoretto, Canaletto, Fortuny, Sorolla, Monet, Picasso, Chillida, Hockney, o más recientemente de Turner. Precisamente ayer abandonaba el museo Mar tenebroso con naufragio, de William Turner, y le tomaba el relevo el cuadro de Magritte.