Bilbao

lA muestra es un intenso compendio de obras procedentes de distintos contextos artísticos. Las creaciones llevan la firma de 22 autores o colectivos que proceden de Palestina, Indonesia, Argentina, Holanda, Irlanda, Holanda, USA, Alemania, Venezuela, Corea, Rusia, Azerbaiyán, Uzbekistán, Croacia, Bulgaria, Rumania y distintos lugares de la península. Creadores de un ámbito geográfico muy amplio que han sido seleccionados por los comisarios Zbynêc Baladrán y Vit Havránek. Su propuesta es el resultado de dos años de investigación en torno a los cambios sociales y de valores experimentados en estados que han vivido o están viviendo espectaculares transformaciones individuales y colectivas. Un proyecto que resulta intenso, está bien articulado y recorre una geopolítica en plena ebullición.

Si bien algunas propuestas son conocidas por su presencia en anteriores eventos internacionales, la mayoría están fechadas en los últimos años y son posteriores al derrumbe del comunismo real. Junto a ellas hay también piezas creadas en situaciones no poco conflictivas. Es lo que ocurre con la aportación de la croata Sanja Ivekovic (1949), quien en plena era de la presidencia de Tito llevó a cabo acciones privadas con claro contenido político.

El universo audiovisual es mayoritario y se presenta alrededor de un gran espacio central. Un lugar donde la obra toma un carácter documental de archivo, para el que el formato de exposición no siempre resulta el más adecuado. Es el caso de las aportaciones del grupo SASA [44] + Meena Park, así como de las individuales de Babi Badalov (1959) o Pedro G. Romero (1964) y su Archivo F. X. Un compendio de informaciones y subjetividades pretendidamente objetivas. En este sentido es interesante el trabajo que Vyacheslav Akhunov (1948) efectúa en el interior de unas pequeñas cajas de cerillas. Más allá del lugar donde localiza sus reproducciones, está el interés de los dibujos y esquemas conceptuales. No cabe más en menos espacio.

Las estéticas y los planteamientos son de varios tipos. Por un lado están aquellos trabajos que acumulan datos y proponen una lectura que yendo más allá del ámbito expositivo se pueda experimentar vía libro o conexión on line. Su seguimiento necesita detenimiento y una atención específica que permita no sólo observar sino estudiar, comparar y reflexionar la complejidad de unas propuestas que van acumulándose y tienen un largo aliento temporal. Así ocurre con la aportación de Peggy Meinfelder (1975), que recoge información material y documental sobre lo que hicieron los germanos del este con los cien marcos que recibieron al cruzar la frontera e instalarse en el lado occidental de Alemania.

Otro tipo de obra tiene un carácter directamente reivindicativo. Se trata de afrontar las proposiciones de cambio en un diálogo bipolar de conflicto y compromiso popular. Son los trabajos de menor interés artístico aunque resulten importantes por su carácter histórico y sociológico.

Finalmente, deben resaltarse aquellas vías creativas menos alineadas, lo que las permite hablar de la alienación de modo más amplio, ambiguo y complejo. Una densidad de sentido en la que hay dos vías. Las de aquellos que experimentan en tiempo real y la de los que profundizan en el conocimiento y dramatizan espléndidamente las plurales problemáticas de cambios y transformaciones. En el primero de los casos, la hilarante secuencia de Ivan Moudof (1975), que con uniforme no oficial dirige el tráfico de Graz hasta que se lo impiden. Mientras que en el segundo hay más referencias. Está la visión que de la vida rusa ofrece Chto Delat, colectivo constituido en 2003. Un fascinante debate entre un demócrata, un empresario, un revolucionario, un nacionalista y una feminista. No menor interés tienen los vídeos de la caraqueña Patricia Esquivas (1979), con una sesgada pero poética lectura de España. El mecanismo transformador deriva individualmente en el caso del indonesio Wisnu Suryapratama (1978), autor que habla de sí mismo al recoger en su vídeo el cambio operado en un activista cuya vida ha evolucionado.

El arte es un singular proceso de conocimiento cuya creatividad tiene también interés por activar los sentidos, distinguiéndose de otros tipos de documentos y procesos formativos e informativos, algo que no siempre sucede ni se profundiza convenientemente. La exposición es ante todo poner en limpio un proceso. Un reflejo que debe diferenciarse del ensayo teórico y tiene que quedar al margen del estudio en marcha.