EL Lancia Delta siempre ha sido un automóvil desconcertante. La última remesa de la veterana saga continúa rompiendo moldes. Si sus antepasados lo hicieron potenciando el segmento de los turismos deportivos tras avasallar en el mundial de rallyes, la entrega actual destaca por su insólita y refinada propuesta estética. Es un producto de clase media destinado a clientes exigentes que anhelan marcar diferencias sintiendo que conducen un coche fuera de serie. Ahora el modelo italiano añade un propulsor gasolina con doscientos caballos y una puesta en escena aún más sibarita.
Hay un sector de público cada vez más importante que abomina de la masificación y persigue la exclusividad. Generalmente ésta sólo se consigue deshojando la chequera, aunque todavía es posible mostrar inconformismo frente a la dictadura de la moda sin comprometer demasiado la economía familiar. A esas personas empeñadas en huir de los hábitos de consumo gregarios se dirige el Delta, un candidato que rompe con la tendencia al menú fijo imperante en el mundo del automóvil.
La berlina compacta encaja como un guante en las pretensiones de esos compradores exigentes que ansían un coche distinto y distintivo. La casa italiana cultiva un peculiar estilo mestizo, difícil de asimilar para la mayoría pero ciertamente original y práctico. Esa combinación de líneas -mezcla rasgos de coupé, trazos de monoespacio e ínfulas de limusina- turba o seduce, según el ojo con que se mire. Tan curioso diseño confiere a su envase un porte mucho más aparatoso de lo que revela la comprobación con la cinta métrica: alcanza 4,5 metros de largo, 1,8 de ancho, 1,5 de alto y 2,7 entre ejes.
Acomodados a ciegas, muchos ocupantes dirían hallarse a bordo de un sedan de lujo. La confusión obedece tanto a la esmerada ambientación como a la holgura de la cabina; la banqueta del asiento posterior se desliza longitudinalmente ampliando el espacio para las piernas a costa del hueco de carga (pasa de 465 a 380 litros). Esa sensación de amplitud y suntuosidad se acentúa viajando en la puesta en escena Executive, estrenada por los líderes internacionales presentes en la reciente cumbre del G8 celebrada en L"Aquila.
Este ambicioso acabado, que se combina con la mecánica turbodiésel de 190 CV, mejora las dotaciones de la interpretación Platino. Despunta por su pintura bicolor (bronce y negro) y por incorporar llantas y decoración interior específicas, así como unos asientos posteriores más envolventes y confortables revestidos de piel especial. Sus dotaciones contemplan climatizador bizona, equipo de sonido Bose, techo eléctrico practicable, seis airbags, luces antiniebla con iluminación de los flancos, cofre refrigerado en el apoyabrazos delantero, sistema de ayuda al aparcamiento, etc.
Lancia lo completa con todo tipo de ayudas electrónicas a la conducción. Instala el Absolute Handling System, dispositivo que integra el control de estabilidad ESP, el asistente de arranque en pendiente (Hill Holder) y el control de tracción ASR. Dispone, asimismo, de un sistema de dirección electrónica activa (Drive Steering Torque) y de otro que dosifica la transferencia del par (Torque Transfer Control) supervisando la respuesta en conducción deportiva y con malas condiciones de adherencia. Este Delta ofrece también un control electrónico de suspensión que plantea dos modos de reacción, uno suave y otro más firme, y el sistema multimedia Blue&Me, con un navegador provisto de nuevas funciones (puede establecer contactos de emergencia y recibir informaciones de tráfico y ocio).
doscientos caballos La otra novedad registrada esta temporada en la gama Delta procede del reciente estreno de una minoritaria y resolutiva motorización gasolina de doscientos caballos. Este propulsor 1.8 Di Turbo Jet viene a coronar la oferta del modelo para dar respuesta a los gustos de los amantes de las buenas prestaciones.
Es un innovador motor de cuatro cilindros en línea y 1.742 CC dotado de inyección directa obra de Fiat Powertrain Technologies. Lancia lo comparte con otras creaciones de temperamento deportivo del grupo Fiat como son los Alfa 159, Brera y Spider. Se combina con una transmisión Sportronic, caja automática provista de mando secuencial que permite engranar sus seis relaciones bien mediante las levas situadas tras el volante o bien accionado el selector de marchas; oferta tres programas de funcionamiento: normal, sport y winter.
La pujante mecánica proporciona su potencia máxima (200 CV) a 5.000 r.p.m. y brinda un par máximo de 320 Nm a 1.400 giros. Su contribución consigue impulsar el Delta a una velocidad máxima de 230 km/h, al tiempo que permite acelerar de 0 a 100 km /h en 7,4 segundos. Los datos oficiales declaran un nivel de consumo sumamente moderado (7,8 litros cada 100 km) para tan elevado rendimiento. Cumple con las exigencias de la norma Euro 5 al homologar un promedio de CO2 de 185 g/km, aunque este volumen de emisiones desluce algo la buena media de la marca. Un informe elaborado por la consultora Jato Dynamics sitúa a Lancia en la cuarta posición del escalafón de firmas menos contaminantes (tras Fiat, Mini y Toyota), con una media de 134,1 gramos de dióxido de carbono por kilómetro.
El Delta reviste esta efusiva interpretación con las terminaciones Oro y Platino. Su precio de partida, sin contar los habituales descuentos, no alcanza los treinta mil euros. El repertorio del modelo contiene otras dos alternativas motrices de gasolina (120 y 150 CV) y tres de gasóleo (120, 165 y 190 CV). El repertorio se escalona en la tarifa oficial desde veinte mil euros escasos a 32.390, precio oficial del Delta Executive 1.9 Multijet Twin Turbo DPF.