Puntual a su cita, la Alta Costura llega cada seis meses al calendario de la moda. Única, irrepetible, y creadora de sueños, de lujo. Cierto que en crisis (como todo) desde que el Pret-a-porter a pareció para llevarse por delante la exclusividad de las prendas hechas de manera artesana únicamente para las que se lo pueden permitir, pero la Alta Costura sigue ahí, reivindicándose como la parte más romántica del negocio y reinventándose a marchas forzadas para adaptarse a un tiempo que no es el suyo.

Muchos vaticinaron su fin hace tiempo, pero este 23 de enero volvió a subir el telón de este teatro de los sueños: diseños imposibles, colores únicos, tejidos lujosos, bordados a mano.... Cuatro días para 25 desfiles de 23 casas de costura (hay dos que repiten show) y tan sólo un ramillete de nombres clásicos, siete para ser exactos: Chanel, Dior, Elie Saab, Armani, Jean Paul Gaultier, Givenchy y Valentino; todos los demás son firmas de más o menos jóvenes valores que aparecen y desaparecen del selecto calendario, mostrando con su intermitencia la situación actual de zozobra económica.

Pero este año un nombre sonaba por encima del resto: Versace. El motivo no era otro más que su vuelta a la pasarela parisina, y no eran pocos lo que echaban de menos sus impresionantes vestidos.

Las nuevas creaciones de Donatella Versace, cuyo último desfile de Alta Costura en París databa de enero de 2004, fueron pensadas para ocasiones más que especiales, en particular las alfombras rojas de los grandes festivales y premios del cine. Una clientela a la que nunca dejó de dedicarse en estos años de ausencia de París, durante los que siguió, sin embargo, siendo miembro del selecto e inaccesible club de modistos de la Alta Costura, y por ello creando piezas exclusivas con esa etiqueta jurídicamente protegida en todo el mundo.

Como Versace, Giorgio Armani Prive, Azzedine Alaïa, Elie Saab, Maison Martin Margiela y Valentino son "miembros corresponsales" de la Alta costura, lo que les permite tener el mismo estatuto que los miembros permanentes, pese a tener su sede fuera del territorio francés.

Re-inscrita desde el pasado noviembre en la lista oficial de desfiles, la Maison Versace fue la encargada de abrir los cuatro días de desfiles de lujo absoluto, que culminaron el jueves con las presentaciones de la Alta Joyería parisina.

Las once grandes firmas que pueden calificarse de Alta Costura -eran 24 a finales de los años 80- están encabezadas por Jean-Paul Gaultier -hoy propiedad del grupo español Puig-, Chanel, y Givenchy y Christian Dior, ambas propiedad del líder mundial del lujo, el francés LVMH.

El brasileño Gustavo Lins, Adeline André, Anne-Valérie Hash, Franck Sorbier, Maurizio Galante, Giambattista Valli y Stéphane Rolland y Christophe Josse conforman la nueva generación de artistas de la Alta Costura, lista que actualiza cada año el ministerio francés de Industria.

Fue a finales de la década de los 90 del siglo XX, cuando el número de miembros oficiales comenzó a disminuir drásticamente.