Una de las modas que más ha crecido este año en redes sociales es la de guardar productos cosméticos en la nevera. Cada vez más usuarios, especialmente en TikTok e Instagram, muestran cómo organizan sus cremas, sérums y contornos de ojos en mini frigoríficos diseñados específicamente para ello, conocidos como "beauty fridges" o "neveras de belleza". Algunos de estos frigoríficos de cosmética ya se venden en varias plataformas por precios entre los 25 y 60 euros.

Esta práctica se ha popularizado por varias razones. Y es que, en teoría, ayuda a que ciertos productos duren más, mejora la sensación al aplicarlos en la piel y, en muchos casos, hace que las cremas y demás resulten más agradables de usar. El fenómeno de éste tipo de neveras suma ya decenas de millones de visualizaciones en TikTok y su efecto se ha extendido a varias tiendas especializadas.

Qué productos se pueden refrigerar

Ciertos cosméticos sí pueden ser almacenados en una nevera para ayudar a su conservación. Por ejemplo, los contornos de ojos en formato gel, las mascarillas tipo “sheet mask”, los rodillos faciales metálicos o los sérums antioxidantes pueden mantenerse estables y ofrecer un extra de frescor si se usan fríos tras estar en una nevera de éste tipo.

Chica con una mascarilla de arcilla en la cara y dos rodajas de pepino para reducir las bolsas y ojeras en los ojos Freepik

También es habitual refrigerar productos con ingredientes calmantes como aloe vera o ácido hialurónico, o aquellos pensados para pieles sensibles para aliviar rojeces o pequeñas inflamaciones.

Qué productos no deberían guardarse en frío

No todos los cosméticos toleran bien el cambio de temperatura. Cremas densas, mascarillas de arcilla, productos en base oleosa (como aceites faciales) o maquillajes líquidos y labiales pueden verse alterados al solidificarse o modificarse sus bases. Estos cambios pueden la eficacia del producto y pueden terminar por arruinar el producto.

La mayoría de marcas crean y piensan sus productos para conservarse a temperatura ambiente, entre 15 y 25 °C. Alterar estas condiciones sin recomendación específica puede acortar la vida útil del producto o deteriorar su efecto.

Una moda visual

Más allá de los posibles beneficios físicos, el fenómeno tiene un cáliz claramente estético. Los vídeos de neveras cosméticas organizadas por colores, con luces LED y etiquetas personalizadas, forman parte del contenido de lifestyle y rutina de belleza que triunfa en redes.

Además de los electrodomésticos dedicados, muchos usuarios adaptan compartimentos de su nevera habitual para guardar cosméticos, aunque esto no siempre garantiza una temperatura constante o adecuada.

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Refrigerar algunos productos cosméticos puede ser útil en casos concretos y como complemento sensorial. Sin embargo, no sustituye una rutina bien diseñada ni representa una mejora objetiva para todos los formatos.

Quienes opten por integrar esta tendencia deben hacerlo con conocimiento del producto y revisando siempre las instrucciones del fabricante. Como con cualquier moda viral en belleza, conviene distinguir entre lo que es estéticamente atractivo y lo que realmente beneficia a la piel. Siempre es recomendable acudir a un especialista para los cuidados necesarios de la piel y consultar con el profesional todas las posibles dudas al respecto.