Hay personas que pueden pasar una noche de verano sin una sola picadura mientras otras acaban cubiertas de ronchas con solo asomarse al jardín. Esta diferencia, que a muchos les parece una cuestión de suerte, tiene una explicación científica bastante clara. Y es que los mosquitos no pican al azar, sino que responden a varios factores físicos y biológicos muy concretos para elegir sus víctimas.

El metabolismo y el calor corporal son clave

Uno de los principales factores que atraen a los mosquitos es la tasa metabólica. Las personas que tienen un metabolismo más activo, como quienes hacen ejercicio con frecuencia, las embarazadas o incluso quienes han bebido alcohol, exhalan más dióxido de carbono y emiten más calor corporal. Estas dos señales funcionan como alertas para los mosquitos, que detectan tanto el dióxido de carbono como la temperatura desde cierta distancia. Por eso, en una misma habitación, alguien puede recibir muchas más picaduras que otra persona solo por el estado de su cuerpo en ese momento.

El olor corporal

Aunque el metabolismo y el calor influyen, el olor corporal marca la gran diferencia. Cada persona tiene una combinación única de olores creada de la interacción entre su piel y su microbiota, es decir, las bacterias que viven en su superficie. Estas bacterias producen ácidos y compuestos volátiles que son percibidos por los mosquitos como especialmente atractivos.

Vientre de una mujer con una microbiota intestinal saludable. Freepik

Este olor es muy difícil de modificar, ya que no cambia de forma relevante aunque cambies tu dieta, el gel que usas o el tipo de desodorante. Por lo tanto, hay ciertas personas que hagan lo que hagan van a ser más proclives a ser picados. Si tu olor les gusta, te van a picar.

Tu genética también influye

Otro elemento importante es la predisposición genética. Estudios han demostrado que gemelos idénticos suelen ser igual de atractivos para los mosquitos, mientras que eso no ocurre en el caso de mellizos. Esto sugiere que la genética afecta tanto al metabolismo como al tipo de microbiota que desarrollas y, en consecuencia, al olor corporal. Por eso, si en tu familia hay quienes siempre acaban llenos de picaduras, es probable que tú también estés en el mismo grupo. En cuanto a nuestro grupo sanguíneo, aunque muchas veces se menciona que las personas con grupo sanguíneo O son más propensas a las picaduras, este factor tiene menos peso que el metabolismo o el olor corporal. Según explica @celulau.bio, la sangre puede influir, pero no es lo principal.

Cómo podemos evitarlo

Para evitar las picaduras de mosquitos, lo más eficaz es combinar medidas físicas y productos repelentes. Siempre que sea posible, conviene cubrir la piel con ropa ligera pero de manga larga, especialmente al amanecer y al atardecer, que son las horas de mayor actividad de estos insectos.

También es recomendable usar repelentes registrados con ingredientes como DEET, icaridina o aceite de eucalipto o limón, aplicados en las zonas expuestas. En interiores, se puede recurrir a mosquiteras, ventiladores o difusores eléctricos, ya que los mosquitos tienen dificultad para volar con corriente de aire. Además, es importante eliminar los puntos de agua estancada, como platos de macetas o cubos, donde puedan reproducirse. Aunque no siempre es posible evitar que se acerquen, reducir su acceso y hacerte menos accesible ayuda mucho a minimizar las picaduras.