Pogacar estaba llamado a ganar el Mundial de Kigali y ha cumplido con la misión. Era el gran favorito y lo ha demostrado con otra exhibición enorme que le acerca a la figura de Merckx, aunque aún no lo ha superado, desde mi punto de vista. En Kigali ha calcado el Mundial que venció el pasado año en Zúrich. La idea ha sido la misma. Ataque desde muy lejos, a más de 100 kilómetros de meta, y que me siga el que pueda. Ayuso lo ha intentado pero se ha demostrado que no estaba para estar entre los cinco primeros y ese movimiento le ha restado fuerzas. La diferencia principal respecto al Mundial de Zúrich, es que Isaac del Toro se ha ido con él y, para mí, sus relevos durante un buen puñado de kilómetros le han venido de fábula para cuando ha tenido que rodar en solitario. No son de la misma selección, pero se nota que son del mismo equipo y el trabajo del mexicano ha sido clave para que el esloveno tomara aire. Ha podido guardar fuerzas para apretar después y sentenciar la carrera porque por un momento la ventaja estaba en poca más de medio minuto. En ese sentido, Remco Evenepoel, ha perdido el paso en el ataque de Pogacar y luego se ha visto obligado a remontar tras cambiar de bici. Se le ha notado cruzado, fuera de carrera. Le han ayudado los coches, pero sabemos que a todos los ciclistas no se les trata por igual. Sin embargo, una vez que Pogacar ha abierto un hueco de un minuto la carrera estaba sentenciada. Entre Evenepoel, Healy, otra vez chapeu el irlandés, y Skjelmose no han podido recortar tiempo al esloveno. En ese aspecto no se ha visto amenazado en los últimos kilómetros y ha podido disfrutar de una victoria que le sitúa entre los mejores ciclistas de la historia. Respecto al total de competiciones, el recorrido de los Mundiales ha demostrado que ha sido muy duro y exigente. De hecho, solo la prueba que conquistó Paula Ostiz se resolvió en un pequeño esprint. La navarra ha hecho historia con el oro en la ruta y la plata en la crono júnior. Zorionak!
El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.