A Oier Lazkano, diamante en bruto desde las categorías inferiores, siempre le tuvieron mucha fe. Entendida la fe no como una creencia, sino más bien como el sedimento que provocan los datos, el flysch de las sensaciones y lo que se intuía en un ciclista que no entraba en los cánones de la tipología de ciclista vasco. Lazkano sobresalía, pero había que esperarle. Ahora es difícil ponerle techo.
Su incontestable victoria en la Clásica Jaén después de una soberbia exhibición y su enorme podio en la Kuurne-Bruselas-Kuurne, logrado frente a rivales con el estatus de Wout Van Aert y Tim Wellens después de una carrera magnífica, sitúan al gasteiztarra en el mejor de los escaparates. En realidad es la calidad de los adversarios el que fija fehacientemente el nivel competitivo real en la élite.
De los datos a la carretera
“En cuanto a datos y números que da en las pruebas, Oier es uno los mejores del mundo. Pero que eso se vea trasladado a la competición es otro mundo y ese es su gran mérito. En la Kuurne demostró que puede estar de tú a tú con los mejores. Hacer eso es muy difícil", sugiere Xabier Muriel, uno de los directores del Movistar y un técnico que también condujo al gasteiztarra en su paso por el Caja Rural.
"No sólo se trata de dar muy buenos números, el potencial lo tiene, pero aquí lo importante es ser capaz de trasladar los datos a resultados y eso también viene por su capacidad para gestionar las fuerzas que tiene e interpretar las carreras. El potencial lo tiene y nadie se lo va a quitar. Además está aprendiendo cómo reflejarlo en la competición. Parece claro que no será la última vez”, subraya Muriel.
"En la Kuurne demostró que puede estar de tú a tú con los mejores. Hacer eso es muy difícil. No sólo se trata de dar muy buenos números, el potencial lo tiene, pero aquí lo importante es ser capaz de trasladar los datos a resultados"
Numerosas ofertas por él
Lazkano, que disputará la París-Niza antes de enganchar nuevamente con el calendario de las clásicas (E3, A Través de Flandes, Tour de Flandes y París-Roubaix) llama a la puerta de los grandes escenarios. A nadie se le escapa.
Por eso, según ha podido saber este periódico, varios de los mejores equipos del WorldTour han preguntado por el gasteiztarra con la intención de incorporarlo a sus proyectos a partir del próximo año.
Lazkano concluye contrato con el Movistar, equipo en el que milita desde 2022, este mismo curso. Son numerosos los pretendientes del alavés, que ha disparado su cotización en el parqué bursátil del ciclismo.
De hecho, la pasada campaña también se interesaron por Lazkano, pero sus últimas apariciones le han subrayado aún más. Es una pieza muy cotizada en el mercado.
A su calidad y a su enorme capacidad competitiva, Lazkano, de 24 años, suma un margen de mejora importante y juventud. La mezcla es realmente exitosa, más si cabe teniendo en cuenta que el gasteiztarra no pertenece a una escuadra construida para las clásicas. Es un solista.
Grandes equipos interesados
Eso fortalece, sin duda, su proyección. El ramillete de formaciones que entiende que la incorporación de Lazkano es beneficiosa pertenece a la alta aristocracia.
Se trata de grandes estructuras que pueden cubrir el frente de clásicas con alineaciones de gran calidad y que poseen músculo financiero suficiente para tratar de convencer al alavés. Soudal, Ineos, Lidl, Bora, UAE o Visma entrarían en ese grupo. Lazkano tendrá dónde elegir el próximo curso. No existe ninguna duda al respecto.
Todos quienes conocían sus capacidades no les asombra el rendimiento del gasteiztarra, la mejor noticia del ciclismo vasco en las últimas fechas.
Ciclista a contracorriente, Lazkano es el hombre del momento y, posiblemente, del futuro. En tierra de escaladores, de ciclistas alados y ligeros, el gasteiztarra emerge como un clasicómano excepcional.
Mejoría continua
El repunte del alavés en el inicio del curso le sitúa en otra dimensión después de que el pasado año se iluminara en A Través de Flandes, sólo superado por Christophe Laporte, venciera en Boucles de la Mayanne, se hiciera con el estatal de ruta tras completar una exhibición y sumara una etapa en la Vuelta a Burgos frente a notables rivales.
Si bien no pudo derrotar a Laporte, la puesta en escena en la clásica belga fue la tarjeta de visita de Lazkano, que en una larguísima fuga reventó a Kristoff. Demostró de lo que era capaz. El suyo fue un ejercicio de relumbrón. No pasó desapercibido el gasteiztarra.
Para los que conocen su trayectoria, siempre ascendente, era una cuestión de tiempo que Lazkano sacudiera con fuerza las columnas del profesionalismo.
Tras su estreno en la categoría, Lazkano ha ido mejorando a cada paso con la receta del trabajo y la brújula de la mejoría constante a modo de constantes vitales. Lazkano cotiza al alza.