El Giro de Italia traicionó su esencia y decidió encogerse para no asustar más de la cuenta a los ciclistas, con tendencia a bloquear la carrera y congelarla por el temor de las grandes cumbres que suelen rematar la carrera italiana en su despiadada última semana.

Las dos últimas ediciones del Giro se desenredaron en el capítulo final a pesar de que el terreno invitaba al asalto con anterioridad. Sin embargo, los ciclistas prefirieron esperar. Tanto aguardaron que el Giro perdió audiencia e interés porque nada ocurría, atenazada la carrera.

Hubo muestras, como la ascensión de la mano al Gran Sasso, un coloso que invitaba a la rebelión, que subrayaron una dinámica peligrosa para la organización. Sin espectáculo, el Giro, la carrera que venera la dureza y el gran fondo, se vio resentido.

Sin apenas emoción

En 2022, Jai Hindley sometió a Richard Carapaz y Mikel Landa en la Marmolada con un único ataque y en 2023, el Giro lo sentenció Primoz Roglic en la cronoescalada al Monte Lussari, donde remontó a Geraint Thomas. Antes de eso, entre los que se postulaban al trono, apenas sucedió nada.

El Giro quiere huir de ese modelo el próximo año y por eso decidió rebajar la altura y la dificultad. Devaluó el recorrido para adaptarse al gusto de los ciclistas. Afeitó muchísimo el desnivel y recortó el trazado para tratar de seducir a las estrellas, principalmente a Tadej Pogacar.

De hecho, el recorrido que presentó el Giro era una llamada a Pogacar, que aún no ha decidido si competirá en la carrera italiana.

Un Giro demasiado exigente descarta al esloveno, cuyo principal objetivo es el Tour. Desea Pogacar coronarse por tercera vez en Francia y someter al fin a Jonas Vingegaard tras encajar las dos últimas derrotas frente al danés.

Premio económico

Varias fuentes aseguran que la organización dispone de un bonus económico de dos millones de euros para ganarse la participación de los mejores ciclistas. El pasado curso reclutaron con ese método a Remco Evenepoel, que abandonó cuando era líder víctima del covid.

A la espera de lo que decida Pogacar, por el que suspira el Giro, Wout van Aert estará en la carrera según La Gazzeta dello Sport, diario perteneciente a la empresa que organiza la prueba.

El belga es un ciclista con huella e impacto y siempre dispuesto a dar espectáculo, algo que anhela el Giro. Van Aert podría liderar al Jumbo para encarar una carrera sin la presencia de los colosales bloques de montaña de antaño y con gran presencia de crono.