El viento por los paisajes de Albacete, cuna de navajas y aire cortante, llamó a los abanicos y la histeria colectiva tomó la Vuelta femenina, de repente alterada, tratando de huir y salvarse las ciclistas del peor enemigo, el más navajero y altanero. Sopló el viento y se desató el caos. Arreció el estrés. Se disparó la tensión y los nervios cotizaron al alza.

Avisadas, masticando la espera tan tensa que hace chirriar los dientes de la incertidumbre, un arma blanca que blande el viento cuando restaban 95 kilómetros para el final de La Roda, –donde se marcó una velocidad media de 45,6 km/hora en una jornada de 158 kilómetros– corta al Trek y al Jayco por completo.

Eolo se lleva por delante la candidatura de Gaia Realini, una cometa libre, sin sedal ni dueño que le agarre a la carrera. Silvia Persico también se perdió entre las rachas de viento, al igual que Ane Santesteban, otra víctima. En los abanicos no dudó la líder, Marianne Vos, protegida por las guardianas del Jumbo.

Marianne Vos, más líder

La neerlandesa, veloz, dominó en el esprint del escueto grupo de elegidas que sobrevivió a los abanicos, que a todas tratan por igual, sin distinciones. Vos se manejó de maravilla entre las corrientes de viento y las cunetas para fortalecer el liderato al imponerse a Charlotte Kool y Chloe Dygert, las mismas protagonistas de la víspera.

Alrededor de Vos aleteó Demi Vollering, la que pretende la conquista definitiva en los Lagos de Covadonga. Van Vleuten, el arcoíris rodeándole el cuerpo, la campeona de la Vuelta el año pasado, también sonríe al frente, al igual que Mavi García, otra que se enganchó cuando giró el ventilador y el pelotón acabó troceado, deshilachado por el filo cortante de los abanicos.

Ane Santesteban pierde tiempo

Riejanne Markus, colega de Vos, y Niewiadoma también compartieron plano en el grupo de las elegidas. El viento que impulso a unas, desgranó a otras. Las acható, estampadas contra el paredón de la impotencia a pesar de desgañitarse en la persecución.

El frenesí tumbó a Ane Santesteban, que perdió 1:32. No pudo lanzar un cabo para atarse al grupo de las mejores, que no atendieron al retrovisor.

Los abanicos los promovió el Movistar, que interpretó de maravilla la querencia del viento, sus ganas de entrar en la partida y de alterarlo todo. Pensó en hacerlo el Jayco, pero se anticipó el equipo de Van Vleuten.

Sálvese quién pueda

En ese remolino, en un sálvese quién pueda, las más poderosas estuvieron en cabeza. Eso contribuyó a que la grieta se abriera cada vez más y las perseguidoras no pudieran taparla a tiempo.

A toda velocidad, arengadas por el viento, por esa estampida, el grupo más selecto embocó en La Roda, donde se inició el cortejo en un esprint que enfrentó a Vos, Kool y Dygert. La neerlandesa no dio opción a sus rivales.

Kool y Dygert se vieron obligadas a dimitir. El esprint de Vos, limpio, siempre encabeza, determinó su grandeza. Vos alcanzó su 247ª victoria en el profesionalismo. La líder es un incunable, la historia del ciclismo que el viento empuja. El viento impulsa el liderato de Vos en la Vuelta femenina.