CAMUFLADO en la discreción, Tejay Van Garderen asoma como el gran tapado de este Tour de Francia, el hombre al que pocos prestan atención. Del que nadie habla, o mejor dicho del que nadie hablaba. Finalizada la etapa de ayer, Contador le encontró. El de Pinto, que controla hasta el más mínimo detalle, ya habla de Tejay. “Froome me lleva un tiempo importante y Van Garderen va por delante también, pero con el resto tengo una buena ventaja”. El americano que las mata callando está presente en los pensamientos de Contador.

El corredor de BMC circula por la ronda francesa tras realizar una gran Dauphiné, fue segundo, y ganar la etapa reina de la Volta a Cataluña. No es poco. Y no solo es el quien está en gran forma, el nueve estadounidense se está mostrando como un bloque muy sólido. El líder entre los equipos. El propio Van Garderen, tercero en la general, apuntó al terminar el día que “todo el mundo pensaba que iba a ser el primer día de relax del Tour, pero que el viento y la lluvia han hecho que la etapa fuese estresante. Por suerte, tengo uno de los equipos más fuertes de la carrera, mis compañeros han liderado el pelotón y no he perdido las posiciones cabeceras en ningún momento, evitando así las caídas”.

El ciclista afincado en Aspen, Colorado, se encuentra a trece segundos de Froome en la general. En el Muro de Huy fue inteligente; dosificó, reguló, corrió con cabeza, impasible ante los ataques de Purito y Froome. A su ritmo, sin prisa pero sin pausa. En el adoquín volvió a demostrar poderío, siempre en cabeza, sin que nadie notase su presencia. Ayer, en un día de nervios, lluvia y viento, se vislumbró su espigada figura. Su equipo comandó la carrera. El más fuerte. El domingo, Tejay tendrá su gran oportunidad con la contrarreloj por equipos donde su escuadra es una de las favoritas a la victoria. BMC cuenta con corredores para ello; Rohan Dennis, ganador de la crono inicial y primer líder de este Tour, Samuel Sánchez, Greg van Avermaet y cómo no, Tejay. Antes deberá superar el Muro de Bretaña, un final semejante al de Huy. Mientras la armada francesa se hunde, emerge el americano impasible que mira con ojos de deseo el podio de París. Lo sabe Contador.