en apenas dos días el Tour ha pasado de temperaturas inferiores a los 10º, a los 35º que llegó ayer a marcar el mercurio en Saint Etienne, a las puertas de los Alpes. Un cambio de casi más de 30º que muchos ciclistas han empezado a notar o notarán. Su cuerpo no responderá de la misma manera cuando llegue la montaña. ¿Se sentirán mejor o peor? Esa es la cuestión.

Las 10 primeras etapas del Tour de Francia se han disputado, principalmente, en condiciones climatológicas desfavorables, con agua y frío. En estas condiciones algunos ciclistas no consiguen optimizar la tensión que sus fibras musculares son capaces de generar y, por lo tanto, ciclistas llamados a liderar la prueba a estar delante, han pasado desapercibidos. La temperatura corporal ideal es de unos 37º aproximadamente y nuestro cuerpo siempre debe mantener la homeostasis o, lo que es lo mismo, debe mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno, que en este caso son cambios ambientales. Cuando el cuerpo siente frío y la temperatura corporal comienza a bajar, nuestro termostato corporal que es el hipotálamo da la señal de alarma. Para ello, se activan los mecanismos que harán que suba esa temperatura. Podríamos decir, para que se entienda, que el cuerpo pone la calefacción en marcha. Para eso se necesita quemar más combustible de lo habitual y, debido a la dificultad de alimentarse en días así, de lluvia y frío, hace que algunos ciclistas puedan coger pequeñas pájaras, como la que le vino a Contador el día del pavés. Además, estos días desapacibles para correr llevan el añadido de que el cuerpo esté expuesto a coger infecciones nasales, de garganta o pulmonares. No se advierten de inmediato, pero están ahí. Verán cómo con el paso de los días iremos viendo sufrir las consecuencias de los diez primeros días a varios ciclistas.

Ahora acaba de llegar el calor que es habitual en julio a Francia y en el Tour. Ciclistas que viven y entrenan en lugares cálidos y sus cuerpos están aclimatados a estas condiciones reciben con los brazos abiertos al sol, como son los casos de Valverde o Horner. Estos ciclistas sienten que sus piernas toleran mejor el calor extremo y su rendimiento aumenta, o lo que es aún más importante: no disminuye. Ya de por sí, al hacer un ejercicio físico, la temperatura corporal aumenta y el cuerpo debe expulsar ese calor. Cuando el termostato corporal, el hipotálamo al que hacía referencia antes, da la señal de alarma, se activan los mecanismos de eliminación de calor como la vasodilatación cutánea o el sudor. Para aumentar la vasodilatación hay que movilizar más sangre y eso conlleva un aumento de la frecuencia cardiaca. En ese proceso se consume energía, más de la habitual, y si el cuerpo del ciclista no es capaz de eliminar bien ese calor, o las condiciones climáticas como el calor intenso de los días de montaña impiden su eliminación o aumentan ese calor, se producen disminuciones en el rendimiento. Con la otra vía de eliminación de calor, la sudoración, si esta es excesiva y continuada podemos llegar a una situación de deshidratación, lo que nos llevaría otra vez a una disminución del rendimiento. Hacer ejercicio físico de alta intensidad en condiciones extremas de calor conlleva que el cuerpo pueda alcanzar niveles altísimos de temperatura corporal, habiéndose observado temperaturas de 40º en algunos deportistas (41º serían mortales).

La variación de temperatura que el cuerpo humano es capaz de soportar no es muy grande, varia en un rango muy pequeño. Esas pequeñas variaciones pueden traer grandes consecuencias, incluida la muerte, por hipertermia o hipotermia. Y estas pequeñas variaciones hacen que el rendimiento entre unos y otros que en condiciones medioambientales normales estén a la par, se conviertan en algo abismal. En el deporte de alto rendimiento donde se hila tan fino, poco suele ser mucho. Se pueden tomar pequeñas medidas para tratar de combatir este problema y mejorar la termorregulación, pero la mayoría de las veces es algo innato: se tolera o no se tolera. Y los afortunados que respondan bien ante el calor, tendrán un as en la manga ahora que llegan el calor y los Alpes.