Bilbao - Eran muchos los dedos que señalaban al Orica-GreenEdge como gran aspirante a la victoria en la contrarreloj por equipos que abrió ayer una nueva edición del Giro de Italia en Belfast y el conjunto australiano, con excelentes especialistas en la lucha contra las manecillas del reloj, cumplió con los pronósticos, regalándole la primera maglia rosa de la carrera a Svein Tuft, corredor canadiense que pudo celebrar su 37º cumpleaños desde lo más alto del podio. El Orica, de las primeras formaciones en tomar la salida y con grandes rodadores como Durbridge, Meyer, Hepburn, Lancaster o el propio Tuft, marcó en meta, tras 21,7 kilómetros de recorrido, un fenomenal registro de 24:42 que acabó siendo inaccesible para el resto de equipos. El Omega Pharma de Rigoberto Urán se quedó a solo cinco segundos, dos mejor que el BMC de Cadel Evans y Samuel Sánchez, mientras que el resto de escuadras ni siquiera amenazaron la victoria de un conjunto australiano que el año pasado en el Tour de Francia ya mostró su destreza, potencia y coordinación en este tipo de etapas.

Además de la lucha por la etapa, ayer se pusieron también en juego las primeras diferencias entre los corredores que aspiran a la victoria final en la carrera italiana y Urán y Evans fueron los que mejor parados salieron. Tomando como referencia al colombiano del Omega Pharma, Michele Scarponi y Mikel Landa (Astana) cedieron 33 segundos, Ivan Basso (Cannondale) perdió 48, Nairo Quintana (Movistar) se dejó 50, pero mucho peor le fueron las cosas a Joaquim Rodríguez. El conjunto Katusha terminó la crono por equipos en 19º posición, solo por delante del Lotto-Belisol, el Europcar de Romain Sicard y el Garmin, por lo que el catalán cede 1:28 con respecto a Urán, aunque si algo tiene este Giro es terreno como para que pueda recuperar esta diferencia.

El Garmin, por los suelos El gran damnificado de esta jornada inaugural del Giro no fue otro que Daniel Martin. El corredor irlandés, uno de los aspirantes a ocupar los puestos de honor de la ronda italiana, tuvo que retirarse a las primeras de cambio después de sufrir una aparatosa caída.

Y es que cuatro corredores del conjunto Garmin se fueron al suelo en una de las rectas por culpa del piso mojado -el propio Martin, el alavés Koldo Fernández de Larrea, que terminó último la etapa, Nathan Haas y André Cardoso-, llevándose la peor parte el irlandés, que se echó la mano rápidamente a la clavícula con síntomas de gran dolor y no pudo volver a emprender la marcha. Además, al quedar únicamente cuatro corredores en el grupo de cabeza, el Garmin se vio obligado a aminorar la marcha para esperar a los rezagados y acabó la contrarreloj claramente en última posición, a casi tres minutos y medio del Orica GreenEdge de Svein Tuft.

La carrera italiana seguirá hoy discurriendo por tierras del norte de Irlanda y la segunda etapa tendrá como escenario el mismo de la primera, con salida y llegada en Belfast tras 218 kilómetros de recorrido. Se espera que los especialistas en las llegadas masivas dispongan de su primera oportunidad de lucimiento particular.