bilbao. "Hoy es mi día", pensó Julen Zubero (Zeberio, 1982) el pasado 30 de abril. Anclado con su bicicleta en medio del desierto, con la boca seca y el sol abrasándole la piel, miró a su alrededor y solo vio arena. Retó al fuerte viento del Sahara, avanzó un kilómetro y luego otro. Las piernas se le entumecieron y las ruedas encallaron en una duna. Superó el obstáculo y siguió pedaleando solo, con su sombra como única compañía. Otro kilómetro, volvió a otear el horizonte y, de nuevo, más arena. Pero Julen repitió testarudo: "Hoy es mi día". Y no se equivocó. Ganador de la tercera etapa de la pasada edición de la Titan Desert, la más larga de la prueba, el ciclista vizcaino sonríe al recordar cada uno de los 130 kilómetros que tuvo que recorrer por el terreno bacheado para entrar en meta. ¿Y qué se siente al acabar en primera lugar la etapa más exigente? "Pues mucho cansancio", bromea Julen: "La carrera se me hizo muy cuesta arriba. Fui 65 kilómetros en fuga, más 30 que luego me hice solo... Qué iba a sentir, pues cansancio. Pero luego, cuando pasas la meta, disfrutas de un descanso total".
El de Zeberio acudía a su segunda experiencia en la Titan Desert como gregario de un Roberto Heras que casi contaba sus participaciones como victorias. Sin embargo, una caída del líder, unida a una rotura de clavícula y su consiguiente abandono, dejaron a Julen sin más objetivo que su propio éxito. "Iba con ganas de ganar ya que cogí la fuga y ya que tenía la oportunidad, la aproveché", reconoce el corredor. Así, el vizcaino fue subiendo puestos en la clasificación general hasta ocupar la gran cuarta plaza en la que finalizó. Un techo en su carrera que tampoco se afana por superar: "La Titan son seis días muy largos donde hay tantos factores que influyen en la carrera, que nunca sabes cómo puedes acabar. Un pinchazo, una avería o el calor te pueden jugar una mala pasada, así que nunca voy con un propósito concreto", explica.
A pesar de ello, Julen ya ha caído en los encantos de esta maratón desértica y, como buen enamorado, ansía participar en su siguiente edición: "La experiencia en esa carrera son muchos puntos a favor, entonces cuanta más tengas, más puntos tienes para llevarte la victoria", concluye. Aunque para ello es consciente de que, más que la preparación física, lo que prima en la Titan Desert en la psicología: "Hay que estar preparado mentalmente para hacer 20 kilómetros y no ver nada más que el horizonte. Tienes que ir y no pensar en otra cosa más que en dar pedales y llegar donde tienes que llegar. Porque por mucho que avances, siempre ves lo mismo y así la carrera pasa muy lenta", sentencia.
Hijo de Luis Zubero, que formó parte del mítico Kas que plantó cara al mismísimo Eddy Merckx, fue inevitable que Julen sucumbiera al hechizo de la bicicleta, aunque para finalizar en el ciclocross primero se deslizara por la carretera como parte de la plantilla del Orbea continental. "Estuve tres años como profesional, pero esa etapa ya pasó y ahora me centro en el ciclocross, que es más divertido, más bonito y disfruto más", explica. Lodo, asfalto y desierto. El ciclista vizcaino ha probado las mieles de todos los terrenos y, con la experiencia en sus piernas, se decanta por lo más vizcaino: la montaña. "Me gusta lo que tenemos aquí, el barro, el monte; pero el desierto tampoco me disgusta", reconoce.
la Bilbao extreme De esta forma, el próximo 26 de mayo, Julen Zubero tendrá la oportunidad de probar los montes vizcainos en la tercera edición de la Bilbao Extreme BTT, la primera para el ciclista de Ceberio. "Tengo muchas ganas de participar. No tengo un objetivo claro porque al final y al cabo es una marcha, pero siempre me pico con cualquier cosa y si me adelanta alguien seguro que me voy a picar", expone. Lo que sí tiene claro Julen es que la jornada va a ser "muy bonita, con mucha gente disfrutando del ciclismo", concluye.