Bilbao. La avenida Lehendakari Aguirre de Deusto se tiñó ayer de sangre. Una gran mancha roja se expandía mezclándose con las ruedas y los manillares de media docena de bicicletas. La imagen asustaba, inquietaba a los transeúntes y a los conductores que detenían sus vehículos y observaban la escena con respeto. Esta vez no era ningún accidente. Mejor dicho, sí lo era. Era un acto que trataba de trasladar al mismo Bilbao el horror que el pasado martes se dio en la localidad alavesa de Aramaio. Lo de ayer era pintura, pero representaba la sangre de Joseba Larrinaga, el atleta adaptado que falleció hace tres días cuando paseaba en bicicleta y fue arrollado por un coche que realizaba un adelantamiento.

Larrinaga fue un hombre especial, que no se conformaba con pensar que algo debía de ser un determinado modo. No si eso suponía poner límites a alguien. Esa inquietud le hizo trabajar y remover cielo y tierra para crear Saiatu, un organismo relacionado con la asistencia social al colectivo discapacitado. Todavía con los corazones encogidos por su repentino fallecimiento, miembros de Saiatu y decenas de deportistas adaptados de todas las modalidades se concentraron frente a la sede de la organización para rendir un sincero homenaje a quien era su inspiración.

Sangre simulada

A las doce del mediodía irrumpieron en la calzada y tiraron las bicicletas al suelo, sobre una mancha de sangre simulada. Allí, en silencio, permanecieron durante dos minutos deteniendo el tráfico. Tras unas palabras de un miembro de Saiatu, todos se retiraron a la acera, donde era inevitable hablar del fallecido Joseba Larrinaga.

Al acto acudieron medallistas y campeones del mundo paralímpicos de atletismo y ciclismo como Javier Conde, Mohamed Dif, Imanol Martínez, Aitor Oroza y Víctor Hugo Garrido. El vizcaino Javier Conde, que fue amigo y rival de Larrinaga, solo tenía buenas palabras para el fallecido: "En el mundial de Berlín, Joseba terminó los 10.000 metros tan extenuado por la altísima temperatura y el esfuerzo, tan perdido, que al cruzar la meta se puso a gritar que no quería fotos... Yo miré alrededor y no había ningún fotógrafo. Le dije 'Joseba, estás zumbado'. 'Ah, ¿sí?, fue su contestación".

El plurimedallista paralímpico fue incapaz de encontrar en su memoria un mal gesto de Joseba Larrinaga: "He estado las últimas horas meditando qué cabronada hubiera hecho Joseba a lo largo de nuestra relación y he llegado a la deducción de que ninguna. Era un gran tipo". En el ambiente quedó un deseo: que de una vez por todas cambie la legislación y las normas de tráfico para que se respete como es debido a los ciclistas.