bilbao. Sobre las 17.00 horas de ayer, Jacinto Vidarte, jefe de prensa y hombre de confianza del Contador, mandó al chico para casa porque la garganta se le había secado, apagado la voz, de tanto hablar, de tanto explicar que lo que le está ocurriendo no es justo, que no hay derecho a que un positivo tan insignificante -"eso no mejora el rendimiento"- y tan sencillo de desmontar -"quienes piensan que por comer carne contaminada no puede pasar esto cambiarían de opinión si hablaran con un experto en clembuterol"- le hiciese pensar en dejar la bicicleta.
"Lo hice, lo valoré. Fue lo primero que me pasó por la cabeza cuando me notificaron lo del clembuterol -24 de agosto-. Me dije: "dejo la bicicleta", explicó ayer el chico de Pinto antes de que se la acabase la voz. "Luego lo descarté. Ahora no pienso igual, pero estoy decepcionado con la bicicleta y el mundo del ciclismo. Quiero esperar a ver cómo se resuelve todo esto, pero estoy decepcionado".
Sigue aturdido Contador, incrédulo, lamentando profundamente, más que cualquier cosa, que algunos piensen ahora que es un hipócrita, pues el madrileño siempre fue un adalid de la lucha antidopaje, un ciclista que sorprendía por la defensa a ultranza de los controles que, fuesen los que fuesen, decía a quien se lo preguntara, ayudan a identificar a los tramposos y a defender a los inocentes.
Nunca imaginó Contador, que amaneció ayer como un resorte a las 6.30 de la mañana, salió fuera a desayunar y ojeó algún periódico -"la gente que entiende la situación me apoya, aunque hay otros que no", valoró-, vivir un episodio tan dramático, "sólo comparable a cuando sufrí un derrame cerebral y me caí en la Vuelta a Asturias. Entonces, no se temía por mi carrera ciclista, sino por mi vida. Hasta me operaron y me extirparon un cavernoma que tenía en el cerebro. Todo fue muy difícil".
Tampoco imagina ahora el peor de los escenarios posibles, la pérdida de su tercer Tour y dos años de sanción. "No puedo pensar en eso. Sería incomprensible porque sé que la verdad está de mi lado. Si no fuera así tendría que empezar a pensar que el sistema antidopaje no funciona. Y en ese caso, mis declaraciones serían totalmente opuestas a las de ahora", sostuvo Contador, un apasionado del ciclismo que ahora, sin embargo, "empiezo a ver esto de forma más fría, porque cuando uno lo ha dado todo para demostrar que este deporte merece la pena y te pagan de este modo... He pensado mucho".
Contador, liberado en cierto modo tras la rueda de prensa que celebró en Pinto, convivió con una sensación de ahogo insoportable desde que le comunicaron el positivo a finales de agosto. Iba a comer a casa de sus padres, que ignoraban lo que ocurría, y se le escurrían las lágrimas. Así que, desautorizado para descubrir la razón de su congoja, se recluía en Valencia, donde acostumbra a entrenar persiguiendo el buen tiempo, hasta que pasaba el mal trago, se recuperaba, y volvía a comparecer públicamente, reclamado el campeón del Tour en galas y festejos. "He renunciado a cantidad de ellos porque, verdaderamente, eran momentos difíciles. Ha sido duro".
confianza en la uci Siente impotencia y tristeza Contador. Impotencia por no poder hacer nada más que esperar mientras proclama su inocencia. Tristeza, quizás también rabia, a rachas, porque se considera una persona con las ideas tan claras que "si en lugar de ganarlo tuviese que hacer vigésimo en el Tour no me importaría", dijo. Y abundó: "Quiero decir que si no estuviese capacitado para nada más que para eso, lo asumiría sin recurrir a otras cosas. Soy una persona que se siente igual habiendo sido primero que quinto, que sigue haciendo las mismas cosas de siempre y que sigue con los mismos amigos... Me siento triste por verme en esta situación habiendo recibido unos valores totalmente opuestos".
De todas maneras, pese a la pesadumbre que le invade, Contador dijo ayer que seguía confiando en el sistema o que, al menos, quería seguir haciéndolo. "El daño a mi imagen es irreparable, pero la UCI y la AMA están siendo cautos con todo esto porque entienden que es una situación difícil. Mantengo la confianza porque tampoco las filtraciones son achacables a ellos", zanjó el tricampeón del Tour.