Tres monjas octogenarias escapan de su residencia y regresan como okupas a su convento
Las hermanas fueron desalojadas por la Iglesia y han retornado con la ayuda de exalumnos y voluntarios
Parece que las monjas están bastante rebeldes últimamente. Las de Belorado llevan ya más de un año siendo noticia por su desafío a la jerarquía eclesiástica, pero no son las únicas. En los últimos días se han hecho muy populares tres monjas austríacas, todas ellas de más de 80 años de edad, por la huida que han protagonizado y que han relatado a través de Instagram, demostrando que ni la rebeldía ni el uso de las nuevas tecnologías están vetados a las personas octogenarias.
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Expulsadas a la fuerza
Bernadette, de 88 años, Regina, de 86, y Rita, de 82, fueron las últimas hermanas que vivieron en el convento Schloss Goldenstein de Elsbethen, en las afueras de Salzburgo. Un castillo que también ha servido y sirve como escuela privada, estrictamente femenina hasta 2017 y mixta desde entonces. Allí llegaron las tres entre 1948 y 1962 y ejercieron más de media vida como profesoras. Pero cada vez había menos monjas en el convento por el fallecimiento de algunas y el claro descenso en el número de vocaciones, con lo que terminaron quedándose solas y con una edad bastante avanzada.
Así que se convirtieron un problema, que fue evidente con la compra del convento por la archidiócesis de Salzburgo y la abadía de Reichersberg, un monasterio agustiniano, cuyo preboste pasó a ser su superior. Según explican ellas, en diciembre de 2023 se las expulsó a la fuerza de la que había sido su casa durante más de 60 años para trasladarlas a una residencia religiosa, poco antes de que la Iglesia disolviera oficialmente la comunidad de la que habían formado parte.
Vuelta a casa como okupas
Pero las monjas no aceptaban su nueva realidad y decidieron escapar de esa residencia en la que les habían impuesto pasar los últimos años que les quedaran de vida. Para hacerlo contaron con la ayuda de exalumnos, que las sacaron de ahí y las llevaron a su antiguo convento, aunque necesitaron llamar a un cerrajero para poder entrar a un espacio que llevaba cerrado un año y que ya no tenía ni agua ni luz.
Unos voluntarios pudieron restablecer esos servicios básicos y las monjas llevan desde entonces instaladas en la que fue su casa, y relatando lo sucedido y su día a día desde el 6 de septiembre en lacuenta que han creado en Instagram, que cuenta ya con más de 12.000 seguidores y gracias a la cual muchas personas han conocido su historia, han querido visitarlas y les han llevado alimentos e incluso asistencia médica.
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Si bien la abadía de Reichersberg no está de acuerdo con el comportamiento y la decisión de las monjas, asegurando que por su edad y por su estado de salud no deberían estar viviendo solas en ese convento, ellas afirman (y lo muestran en sus post) que cuentan con todo lo necesario para reemprender la vida que llevaban antes de ser desalojadas. Además, un grupo de antiguas alumnas de la escuela ha garantizado que contarán siempre con su ayuda para que puedan seguir ahí, agradeciéndoles así la educación que recibieron de ellas décadas atrás.
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