No es habitual que un mundo como el del fútbol haya jugadores que se signifiquen políticamente y apoyen determinadas causas sociales. Y entre ellas está la libertad de ser, es decir, un respaldo a la orientación sexual de cada uno, algo que está muchísimo más aceptado y normalizado en el fútbol femenino, pero que en el fútbol masculino sigue siendo tabú. De ahí que apenas haya habido futbolistas de nivel que hayan salido del armario. También es cierto que los insultos homófobos siguen campando a sus anchas por la sociedad, y más aún en los campos de fútbol, aunque se intente ponerles freno.

Apoyo a la lucha LGTBI

Por ello tiene su mérito que haya futbolistas hombres que apoyen la causa LGTBI, y más aún sin pertenecer ellos a ese colectivo. Pero los hay, como los jugadores del Betis Héctor Bellerín y Aitor Ruibal y el del Celta Borja Iglesias, que han sufrido y sufren insultos homófobos por su forma de vestir, por llevar bolso o por pintarse las uñas, algo que para parte de la sociedad, reflejada en los campos de fútbol, los aleja de su idea de masculinidad y los convierte en “maricones”.

El último ejemplo se pudo ver, televisado en directo, este pasado lunes, en el partido que cerraba la jornada de Liga y que enfrentó en el estadio de Vallecas al Rayo Vallecano y al Betis. Terminó con empate a cero, lo que asentó al equipo andaluz en la sexta plaza, que da acceso a competición europea, y al Rayo en la zona media baja, a tres puntos del descenso. Al finalizar el encuentro, la plataforma que lo emitió, Movistar +, entrevistó, como hace habitualmente, a un jugador de cada equipo a pie de campo. Por el Betis compareció Aitor Ruibal.

"¡Ale, homófobo!"

El catalán hablaba sobre las aspiraciones de su club de mantenerse entre los primeros cuando se escuchó un insulto desde la grada y él decidió interrumpir sus declaraciones. E hizo lo que sintió que debía hacer: dirigirse a ese espectador desde la distancia con un gesto con el brazo y soltarle un “¡Ale, homófobo!”. Antes de que le preguntaran nada más, él mismo quiso explicar que se trataba de algo habitual. “Da igual, esto me pasa todos los partidos, así que no pasa nada”. Y no quiso repetir el insulto recibido. “No hay que hacer bola”, sentenció.

No es la primera vez

Como él mismo dijo, no es la primera vez que recibe insultos similares, sino que es algo que se repite con demasiada frecuencia.

En junio de 2023, él y Borja Iglesias, ambos entonces en el Betis, denunciaron en las redes sociales una avalancha de críticas homófobas recibidas por haber acudido a la boda de un miembro del equipo técnico del club sevillano con un bolso cada uno como parte de su atuendo.

Tanta repercusión tuvo lo sucedido que su excompañero Joaquín Sánchez quiso apoyarlos posando en la playa con un vestido de su mujer y un bolso. “Que digan lo que quieran”, escribió como hashtag el mediático exfutbolista andaluz, toda una estrella del fútbol. El problema es que lo siguen diciendo.