A pesar de la revolución de las tecnologías, las notas de papel, generalmente anónimas y pegadas en el portal, en un rellano o en el ascensor, siguen siendo formas habituales de comunicarse entre vecinos, aparte de los grupos de WhatsApp. Y lo normal es que se utilicen para reprochar algo: ruidos nocturnos, suciedad, rotura de elementos comunes, aparcamientos incorrectos o comportamientos incívicos variados.

Muchas de ellas están saliendo últimamente a la luz al ser compartidas por la cuenta Líos de Vecinos, que las hace llegar a las redes sociales y que sirven a muchas personas para darse cuenta de que, por muy mal que vayan las cosas en su comunidad de vecinos, casi siempre hay una que está peor.

Una nota muy trabajada

La última nota compartida ha sorprendido por la elaboración del texto: una veintena de líneas manuscritas y muy correctas, con un vocabulario y una sintaxis más que notables. En ella, unos vecinos se quejan de los sonidos que emiten otros en sus prácticas sexuales. “¡Queridos vecinos fogosos! Es grato saber que tenéis una vida sexual plena y activa, pero para ser sinceros, y sin ánimo de ofender, preferiríamos no estar al corriente de dichos sucesos”, comienza la carta.

A continuación profundiza en su queja y solicita un cambio de actitud. “La intensidad de vuestros encuentros amatorios sólo es comparable con la berrea del ciervo en otoño, espectáculo sonoro donde los haya. Todos los vecinos esperamos que podáis seguir disfrutando por muchos años de esas prácticas, pero sinceramente os agradeceríamos que, en beneficio de la comunidad, no nos hagáis partícipes de tal derroche de placer y bajéis los decibelios de las expresiones de gozo y entusiasmo que las mismas provocan. Rogamos tengáis en consideración nuestra solicitud. Tus vecinos”.

Respuestas de otros vecinos

La nota ha provocado la reacción de más vecinos. Uno de ellos ha decidido responder en el espacio libre que quedaba en la parte inferior. Lo ha hecho llevándoles la contraria a los de la nota original y siendo mucho más explícito en su forma de escribir. “¡Jajaja! Pues a mí me dan envidia. Prefiero oír eso que perros a todas horas. ¡A seguir follando!”.

Otro ha añadido una segunda nota, en papel rosa, calificando el estilo de la primera, pero pidiendo más detalles. “Redacción de diez, vocabulario maravilloso, pero… nos dejas con la miel en los labios. ¡Queremos más datos! ¡Venga con esa berrea de otoño! Por más mensajes así, vecinos”, termina, animando a seguir con esa divertida correspondencia.