Fue un mediodía, tiempo del Angelus, como recuerda la tradición, marcado por la emoción, disparada por el lehendakari Iñigo Urkullu, dos minutos antes de las doce en punto, la hora exacta para el rezo. No por nada, Jon Uriarte, penúltimo Romero de Honor de la Virgen de Begoña, colocó a Urkullu la pañoleta que le acredita, desde ayer, como Romero de Honor de la Virgen de Begoña, la Amatxu para la gente de casa. Pero antes de entrar en el detalle de lo vivido ayer y lo que dijo Iñigo con el corazón en un puño, permítanle al cronista el buceo por las páginas de la historia. Ahí voy.
La primera constancia documental que se conserva de la Cofradía de la Madre de Dios de Begoña está fechada el 20 de agosto de 1519, lo que demuestra que la cofradía estaba activa a principios del siglo XVI, dato que la convierte en la más antigua de la villa. La devoción de Bilbao a la Virgen de Begoña la demuestran los largos inventarios de donaciones desde el siglo XVII y las sucesivas procesiones y romerías con la Virgen a hombros con el fin de pedir ayuda o agradecer milagros. Destacan, entre ellas, el aguadutxu de 1651 en que la Virgen fue bajada al antiguo Convento de la Santa Cruz –y al tiempo el nivel de las aguas descendió, lo que causó asombro y admiración– o la procesión de 1854 para rogar que pusiera fin a la devastadora epidemia de cólera que al parecer cesó. En 1903, con la declaración de la Virgen de Begoña como patrona de Bizkaia, se comenzó a festejar también su día, el 11 de octubre, con subidas en romería.
Ahí sigue la hermosa costumbre que empieza, unos días antes, con el nombramiento del nuevo Romero de Honor. La Cofradía de Nuestra Señora de Begoña presento públicamente, como les dije, al lehendakari Iñigo Urkullu como Romero de Honor de este año. Es un reconocimiento que la Cofradía otorga anualmente a personas que, por su trayectoria o dedicación, han destacado en su vinculación con los valores y la devoción a la Virgen de Begoña. La designación de Urkullu para 2025 subraya, según atestiguó Javier Diago, comandante en jefe de la cofradía, “aún más si cabe la profunda raigambre de esta festividad en la vida social y cultural de Bizkaia”.
La festividad canónica de la Virgen de Begoña tendrá lugar el próximo 11 de octubre. Ese día se peregrinará al santuario en romería. Ayer el , lehendakari confesó recibir el nombramiento con mucha “alegría”, recordó la medalla de su Primera Comunión, con el Sagrado Corazón en una cara y la Amatxu en el reverso; recordó los días en lo que ha subido en romería a Begoña, donde fue catequista, y evocó sus cantos con la Semana Coral Bizkaina en la Basílica. Lo hizo antes de reafirmar su vínculo personal. En una breve intervención mencionó al papa Francisco, y no dudó en subrayar su identidad creyente: “Soy cristiano y lo llevo con orgullo”, sentenció. Lo hizo antes de que el dantzari Alberto Dueñas le bailase un aurresku de honor y de que Beatriz Marcos, marcase el ritmo del Angelus rezado en el mismo escenario; el teatro Arriaga, donde Jon Rozadilla vigiló para que todo fluyese.
Testigos de cuanto les cuento fueron, además de los citados, Lucía Arieta-Araunabeña, Isidro Elezgarai, un clásico, si me lo permiten decir así, el cofrade Iñaki Ruiz, Marian Gómez, Juan Carlos Rastrollo, el txistulari Mikel Bilbao; Marieli Oviedo; la presidenta de la Asociación del Comerciantes del Casco Viejo, Susana Alaguero; el presidente de la peña Athletic del Casco Viejo, Moisés San Pelayo, Carlos Acero, Marino Lejarreta, Boni García, Joserra Taranco, Luis Arbiol, Janire Torvisco, Jon de Miguel, Marian Gómez, Iñaki Basabe, Jon Ander Etxebarria, Marino Montero, Kepa Elejoste, Irene Díez, Javier Zaldumbide, Roberto Garate, Itiziar Ibargüen, Mariví del Bado, Begoña Azkarate, Pili Redondo, Mateo Martínez de la Pera y otra gente devota de la Amatxu.