HE ahí el arte que reside en la mano izquierda, habilidad en el trato, artesanía de las relaciones humanas, savoir faire, cortesía, tacto, saber callar a tiempo y conocer cuándo se ha de hablar. Son estas y otras las cualidades de la diplomacia que, según uno entiende, estuvieron ayer presentes en el Museo Guggenheim que dirige Juan Ignacio Vidarte, escenario en el que se celebró la cena de gala del Cuerpo Consular de Bilbao que alcanza este año sus cien años de vida en la ciudad. La decana del Cuerpo Consular, Glenna Cabello, fue la encargada de pronunciar las primeras palabras de la tarde, preámbulo de las intervenciones del patrocinador principal, el consejero delegado de Petronor, José Gregorio Luque; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, y el lehendakari, Imanol Pradales. A la cita se sumaron la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; la presidenta de Juntas Generales, Ana Otadui, concejales como Iñigo Zubizarreta y Eider Inunziaga, y la diputada foral Ainara Basurko entre otras autoridades que se sumaron a la celebración.
No había un porqué, habida cuenta que en la gala reinó el buen ambiente y la cordialidad. ¿Acaso la diplomacia no es el arte de conseguir que los demás hagan con gusto lo que uno desea que hagan? Eso fue lo que sucedió hasta que la concurrencia se sentó a la cena servida en el atrio del Museo Guggenheim. Allí se dieron cita doce embajadores de la talla de Ana Teresa Ayala, embajadora de Uruguay; Andrés Rundu, embajador de Estonia; Didier Nagant de Deuxchaisnes, embajador de Bélgica; Eduardo Jorge Lima, embajador de Cabo Verde; Frank Smyth, embajador de Irlanda; Gladys Gutierrez, embajadora de Venezuela; Hans Peter Mock, embajador de Suiza; Juan Bolívar Díaz, embajador de la República Dominicana; Lyra Puišyt-Bostroe, embajadora de Lituania; Orlando Leite Ribeiro, embajador de Brasil; Unnur Orradóttir-Ramette, embajadora de Islandia, y Zahoor Ahmed, embajador de Pakistán. A esta nómina se añadieron João Serrão Lopes, consejero político de Portugal; Sonja Schragen, ministra consejera de Austria; Petra Novácková, cónsul General de la República Checa en Madrid; Ramiro Martín Rodríguez Bausero, cónsul general del Uruguay y Silvia Piccione, cónsul adjunta del Consulado General de Italia.
A lo largo de la cena de gala se espolvoreó la música del coro de Rossini y hubo otros cónsules generales de carrera diplomática como Bianca Gavrilita, cónsul general de Rumanía; Edgar Alberto Rojas, cónsul general de Colombia; Marianne Carré, cónsul general de Francia; Mohamed Yebari, cónsul general de Marruecos; o los ya citados Petra Novácková, Ramiro Martín Rodríguez y la propia Silvia Piccione.
En el acto hicieron acto de presencia la secretaria del Cuerpo consular, Saioa Martín Ucar, y cónsules honorarios y de honor de medio mundo como Carmen Díez del Sel, Carolina Pérez Toledo, Enrique Palomino, Gonzalo Álvarez, Gorka Baravalle, Henry Vargas Rubin de Celis, Iñigo Gómez, Iñigo Javier Nagore, Isidoro Beltrán, Javier Font, Jorge Pérez Moscoso, José Luis Briceño, José Miguel Zaldo, Juan Antonio Liedo, Juan Carlos Pérez de Unzueta, Luc Theis, Luis Ángel Urruticoechea, Marcos Picornell, María José Bilbao, Maribel Parra, Michael Voss, Mikel Garteiz-goxeaskoa, Rafael Garibi, Ricardo Devis , Rocco Caira, Silvia Asenjo Villa, Susana Palomino, Sylvie Lagneaux. Tomás González, Antonio Bereincua, Borja Acha, Carmen Baldrés, Carmen Canales, Carmen Ezkurra, Carmen Uriarte, Derek Doyle, María Smith y Marta Lucía González. Además de ellos acudieron el presidente de la Sociedad Bilbaina, Juan Ignacio Goiria, Reyes Villanueva, Asis Canales, de Iberdrola, Mikle Arieta-Araunabeña, Ricardo Barkala y Ana Molina, entre otros invitados.