Se cruzaron en el camino la ciencia y el arte, dos habilidades humanas capaces de convivir, por mucho que no falte quien se empeñe en enfrentarlas como enemigos irreconciliables. Nada más lejos de la realidad. Siendo la medicina y la escultura dos actividades propias del ser humano desde tiempos inmemoriales -desde las cuevas, diría uno... -han demostrado, bien a las claras, que tienen sitio en nuestros corazones, que saben de convivencias. Contemos cómo fue el cruce.

El auditorio de la Clínica IMQ Zorrotzaurre fue el escenario elegido para la entrega de los premios de la Real Academia de Medicina del País Vasco /Euskal Herriko Medikuntzaren Errege Akademia (2024) que preside Javier Aranceta. El acto tuvo lugar en el contexto de la apertura del curso académico que presentó el propio Javier, antes de que desgranase la memoria de actividades de 2023 la secretaria general de RAMPV/EHMEA, Carmen Pérez-Rodrigo y de que pronunciase el discurso de apertura Nuria Montserrat Pulido, profesora de investigación del Instituto de Bioingeniería de Catalunya (IBEC). Su lección llevó por título Generando miniórganos en el laboratorio ¿sueño o realidad? Pura actualidad.

Se encadenó con el discurso la entrega de galardones que recogieron Félix M. Goñi, premio singular a la trayectoria profesional; Ana Vega Pérez de Arlucea, premio al periodismo y la comunicación científica; Carmen Miral, presidenta del Club Mujer Siglo XXI, premio al emprendimiento y la divulgación científica; César Estornes, del Club Deportivo de Bilbao, donde ayer se entregaron medallas a los elegidos en el centenario de la Federación Vasco-Navarra de Alpinismo, premio a la historiografía médica y sanitaria de Bilbao y Bizkaia; José María Sánchez, catedrático emérito de la UPV/EHU, premio a la trayectoria profesional en el ejercicio de la medicina, y el Basque Food Laboratory (Asier Rodríguez y Aitzol Iturri al aparato...), premio Hipócrates Alimentación. El txistulari Mikel Bilbao les agasajó con un Agur jaunak

Testigo de todo cuanto les cuento fueron Jaime Gil, Pilar Orbegozo, Teresa Díez, Yolanda Aberasturi, Beatriz Marcos, Loles Abásolo, Fernando Plazaola, decano de la facultad de Ciencia y Tecnología; Pedro Prieto, cocinero de Makilaren Kofradia; Ana María Rojas, Itziar Yáñez, Miren Josune Real, Montserrat Clavero, Esther Eguzkiagirre, la cirujana María Gloria Arocena; el subdelegado del Gobierno, Vicente Reyes, Yolanda del Hoyo, Manu Ayo, presidente de la Audiencia de Bizkaia, Carmen Pérez, Ricardo Davis, María Tomasa Núñez y un sinfín de gente más, ligada al mundo de la medicina. 

Casi al tiempo, aunque en la latitud contraria de la ciudad, en su taller de la Avenida San Adrián, la escultora con cartón Cova Orgaz (que se sepa no es descendiente del conde...) abrió las puertas para mostrar sus últimos trabajos. Se mostraba orgullosa por la alquimia de barnices y resinas que ha elaborado para conseguir que sus obras garanticen 200 años de vida y esperanzada con las dos obras que lleva a Art Madrid (una jirafa y un guacamayo...), entre el 6 y el 10 de marzo. Da forma a animales a base de moldeos y tiene una colección de patos fabulosa. Ayer le acompañaban su hijo y secretario Igor Ruiz, Borja Ruiz, Igone Padura, Jesús Fernández Urbina; la soprano Miren de Miguel, Adela Gárate, Itxaso Goitia, Laura Martín, quien ultima la apertura de la galería Iki The Girls Gallery en Fernández Campo junto a Katrin Subinas y Olaia Hernández; el luthier David Manjón; el actor Chema Trujillo, Sonia del Hoyo, Iñaki del Pozo, Aitor Ibarra, Belén García, Patirke Moran, Jon Gerediaga, Ramón Carnicer, Patricia Salinas, Adrián Morote, Leire Aparicio Guevara, Esperanza Sánchez, Asier Mujika, Adriana Gatagán y un buen número de gente admiradora que aprecia a Cova.