HACE justo un año que el local que ocupa la bajera del número 3 de la calle Ripa, en Bilbao, luce nueva piel. Ahora se llama Muelle. Desde octubre, además, ofrece conciertos. “Sobre todo rock y punk”, dice Beatriz Perales. “No solemos programar trap y reguetón, aunque, si las letras están bien, tampoco habría problema. Los DJ’s son otra cosa, pinchan lo que les sale del níspero”, asegura la gestora de las actuaciones.

Adelanta que en julio y agosto bajarán el pistón, pero que, a partir de septiembre habrá dos conciertos semanales en Muelle. Grupos y solistas de todas partes, pero siempre al menos uno de Euskal Herria. Y precios económicos. Ayer, la entrada estaba a cinco plomos. Accesible hasta para bolsillos exhaustos.

Tocaban Hyedra y Gartxot Unsain. Todos donostiarras. Si Muelle fuera uno de esos garitos que selecciona la parroquia por el calzado y no dejara pasar gente en zapatillas, hubiera estado vacío. Con la excepción de unas sandalias, todo playeras: de running, monte, de skater, planas, con plataforma, con calcetines, con medias. y sin nada Tatuajes, bermudas, gorras con visera, barbas pobladas y, sobre todo, mucho euskera y muy buen rollo.

A eso de las ocho y cuarto de la tarde, empezó Gartxot. En solitario, con guitarra eléctrica, autotune y un disfraz de perro que tiene una bonita historia. “Hago versiones en euskera de canciones que me gustan. Trato de calcar la fonética del idioma original diciendo otras cosas. Es un juego lingüístico-musical con el que pretendo recalcar que el euskera es un idioma bello para la expresión”, explica el artista.

Si Hyedra lleva la etiqueta de post-rock, a Gartxot habría que colocarle la de post-cantautor. Hay en él algo de Albert Plá, pero con más sentido del humor, y también del proyecto musical norteamericano Bon Iver, de quienes se confiesa admirador.

GUITARRAS Después fue el turno del sonido potente de Hyedra, que cuenta con dos discos en el mercado. “Mucha guitarra y efectos, sin letra”, como describen ellos mismos. Son Xabi Arratibel, Francis Larrañaga, el habanero Manu Collado, Íñigo Sánchez y Jon Sáinz.

Entre el público, Nerea Urrutia, Ander Uribarri, Xabier Matxain, Urko Eizmendi, Santiago Azurmendi, Blanca García, Mikel Moreno o Ander Goñi.

También se contaban entre quienes disfrutaron de los conciertos Eneritz Duandikoetxea, Alberto Álvarez, Úrsula y Emilia. Mientras, Stephani se hacía cargo de la concurrida barra.

La audiencia lo pasó bien. Muelle se encuentra al borde de ese paseo marítimo en el que se ha transformado Ripa. Con su escenario al fondo, buena acústica, la luz justa y una decoración en la que prevalecen el rojo y el negro tiene todas las papeletas para convertirse en punto de encuentro de personal sediento de rock. O interesados en escuchar a bardos , aunque no sean de Itzaltzu.