LAS cuadrillas de Sopela desafiaron ayer la ola de calor y convirtieron en su particular sambódromo de Río de Janeiro las calles de la localidad con la tradicional bajada. Los más de treinta grados que registró el mercurio no impidieron a decenas de jóvenes dar lo mejor de sí mismos en un desfile que llenó de colorido y ambiente el municipio.

Así, desde primera hora de la tarde, las cuadrillas fueron caldeando aún más la atmósfera con su animación y buen rollo. Sin duda, son el alma de este tipo de celebraciones, un ingrediente imprescindible para que la fiesta no decaiga en ningún momento. Los vecinos de la localidad lo saben y por eso se echaron a la calle para ver los singulares disfraces y disfrutar con las originales actuaciones y coreografías de los animados jóvenes. Falangistas con Patxi más vivo que nunca, las taurinas manolas, un clásico como Aladdin, etc. El desparpajo y ellas ganas de pasarlo bien protagonizaron la tradicional bajada que recorrió el centro del municipio. Al más puro estilo de un carnaval, la música y el cachondeo retumbaron por todo el municipio. La diversión no se dejó ningún rincón en el recorrido desde Akilino Arriola, pasando por Loroño y hasta llegar a la plaza del ayuntamiento.

En este sentido, fueron 15 las cuadrillas que participaron en el desfile, y no tuvieron reparos en ponerse las vestimentas más estrafalarias y pasearon sobre improvisadas carrozas de todo tipo al ritmo de clásicos musicales o de los éxitos del verano. Miles de personas desafiaron el fuego ambiental para presenciar el desfile que es una de las señas de identidad de las fiestas. Gente de distintas edades, desde los que asoman a la veintena hasta los que ya son amatxus y aitatxus, se animaron a dar este paseo por Sopela para reflejar la bienvenida a cuatro días de fiesta. Tras recorrer las principales calles de la localidad, los asistentes y participantes acabaron dándolo todo en la plaza del ayuntamiento. Allí, ante la atenta mirada del jurado, las cuadrillas lo dieron todo sabedores de que es fundamental obtener una buena puntuación en la primera prueba del concurso para poder ganar las fiestas.

pregón musical Después llegó el turno de dar el pistoletazo de salida oficial a las fiestas con la lectura del pregón. En esta ocasión corrió a cargo de los músicos de Sopela Karla Imbert, Xabi Aburruzaga, Roberto Moso, Iñaki Antón, Mikel Bizar, Libe Urrutia, Maitena Aurrekoetxea y Oihane Aldasoro. “Un pueblo que no canta muere”, afirmaron desde la comisión de fiestas, que, una vez más, apostó por el “respeto” durante las celebraciones patronales. “Queremos unas fiestas divertidas y de todos los colores”, expresaron. Lanzaron el txupinazo los integrantes de la cuadrilla Ekin Horri, ganadora el año pasado.

A partir de ese momento, se desató la diversión y durante estos días la música, las actividades infantiles, el deporte y los concursos gastronómicos serán protagonistas. El teatro también estará presente en las calles de Sopela junto con otros actos que vienen siendo tradicionales como son los juegos entre cuadrillas o los partidos de pelota. La música tendrá su espacio con una gran variedad de conciertos para todos los gustos y edades. En total más de setenta actividades en cuatro días para el disfrute de los sopelaztarras en unas fiestas “participativas, euskaldunes, igualitarias y populares”.