ACE casi tres décadas convirtieron su pasión por el diseño y la creación en una forma de vida. En un pequeño taller familiar de Arrieta comenzaron a forjar su proyecto: Red Masai. José Escrich y Maite Peña son dos peleteros de la localidad, que durante el confinamiento, en los meses más duros de la pandemia, y a la vista de la falta de suministros de mascarillas, no dudaron en poner todo su conocimiento y destreza al servicio de la comunidad. En concreto, dejaron a un lado sus colecciones de bolsos, carteras, cinturones, eguzkilores, etc. de cuero y se pusieron manos a la obra con la tela para fabricar dispositivos de protección facial frente al covid-19.

“Estuvimos alrededor de un mes fabricando mascarillas para distribuir entre los vecinos y gente del entorno”, recuerda Maite Peña. En total fabricaron alrededor “de 400 mascarillas” que permitieron a sus vecinos poner barreras al virus cuando salían de casa para realizar actividades esenciales.

En este sentido, no dudaron en poner su aguja e hilo al servicio de la comunidad cuando más lo necesitaba. Un trabajo bien distinto al que están acostumbrados pero que consideraban imprescindible en esos momentos en los que la pandemia sacudió nuestras vidas e incluso adquirir uno de estos dispositivos faciales se antojaba complicado.

Tienda ‘on line’

Pero más allá de sus creaciones con fines sanitarios, en Red Masai apuestan desde hace tres décadas por “el diseño y la calidad” en cada una de sus piezas. Bolsos y complementos de piel tanto para hombres como mujeres. Calidad, resistencia, textura y elegancia son los rasgos característicos de cada uno de sus productos hechos a mano. “La dedicación al producto es total pues se diseña y se realiza uno a uno en nuestro taller en Arrieta, utilizamos los métodos artesanales de siempre”, reflejan en su página oficial (www.redmasai.com), donde muestran todo el amplio catálogo con los modelos de los productos que fabrican.

Fusionan lo más tradicional de lo artesanal con lo más contemporáneo del diseño. Una decidida apuesta por la cultura de lo tradicional y la destreza artesanal que tiene un valor añadido. “La producción limitada nos permite cuidar con mimo cada detalle, nos gustan las cosas bien hechas”, agrega esta pareja que ha hecho del diseño su modo de vida.

A la cultura de lo tradicional también suman su apuesta por el respeto al medio ambiente. “Todas las pieles y componentes que utilizamos aplican el análisis del ciclo de vida ACD herramienta que evalúa el impacto ambiental de la materia prima en todas sus etapas”, indican. De este modo, su apuesta es doble. “Poner en valor el proceso artesanal y el respeto por el medio ambiente es nuestra mayor aspiración”, declaran.