Los ayuntamientos de Balmaseda y Zalla han mostrado su compromiso con el pacto social vasco para la migración aprobando, en ambos casos por unanimidad, sendas mociones en las que suscriben su contenido. Bajo el eslogan Ofrecer lo que desearíamos recibir, esta iniciativa aboga por proporcionar una respuesta “unida y solidaria ante el reto migratorio en sus diferentes expresiones, que no está libre de la amenaza de un populismo xenófobo con la ambición de estructurarse y expandirse a lomos de la demagogia”, según recoge el texto.Las dos corporaciones recuerdan que la migración “es una realidad estructural en el mundo, Europa y Euskadi” que adquiere “también una dimensión de ética democrática porque define la capacidad de solidaridad y civilización de una sociedad” frente a “los discursos que presentan al migrante como una amenaza, un prejuicio cargado de falsedad, racismo y populismo que pretende extraer rendimiento partidista de la agitación del miedo”.

Con el objetivo de “reforzar la respuesta solidaria y responsable”, el pacto social vasco para la migración propone establecer como puntos de partida pluralismo, solidaridad y pragmatismo al abordar la convivencia desde la defensa de la integración y la diversidad, los derechos humanos, la incorporación de la perspectiva de los migrantes en las diferentes áreas de la administración, cohesión, educación en la inclusión, el ámbito local como foco estratégico, igualdad de género, derecho a aprender los idiomas de la sociedad receptora y colaboración tanto institucional como social.

Decálogo

Sobre esta base, se concretan diez compromisos: corresponsabilidad entre las distintas instituciones, firmeza social y política “frente a cualquier pretensión de obtener ventaja política o electoral mediante mensajes xenófobos”, promover cauces que “amplíen las posibilidades de una inmigración regularizada”, mejorar la acogida de personas refugiadas y solicitantes de asilo, ofrecer recursos a los migrantes en situación vulnerable, dar una respuesta “compartida, equitativa y adecuada” a los menores y jóvenes extranjeros no acompañados, responder a los llamamientos humanitarios, desarrollar proyectos de cooperación “orientados a la transformación de las causas de pobreza, injusticia y desigualdad en origen” e impulsar una cultura de la convivencia sustentada en “la solidaridad, la corresponsabilidad, y la defensa del pluralismo, los derechos humanos y la igualdad, así como en el rechazo a racismo o discriminación.

Dentro del apoyo general al pacto, la concejala jeltzale de Balmaseda Garbiñe Santamarina lamentó que la villa no disponga ahora de técnico de inmigración ni un plan operativo del área. “El camino se demuestra andando”, señaló.