La nieve cubriendo el patio es, fundamentalmente, un poemario sobre el amor, el desamor y sus variables. El amor como misterio y como pregunta; como punto de partida y de llegada. Amor huidizo y evanescente que proporciona una salvación incompleta. El amor como quemadura y como herida profunda y dolorosa pero necesaria. “Yo amo las catástrofes de tu cuerpo”, dice su autor. Con este poemario editado por Valparaíso, Imanol Bueno Bernaola, un portugalujo de Repelega afincado en Muskiz, se reconcilia con esta pasión literaria que ha sido un Guadiana a lo largo de su vida.“Toda la vida me he dedicado a escribir y aunque lo he hecho en diferentes registros, la poesía siempre ha estado ahí. Me he dedicado a otro tipo de literatura, pero siempre ha habido un hueco para la poesía, tal vez no para estar en una primera línea, como es la de publicar un libro o asistir a tertulias, pero en ese vaivén siempre ha habido un regreso a la poesía. De hecho, considero que la publicación de este libro es una evolución natural, un volver a los orígenes”, reseña es polifacético creador que ha trabajado de redactor jefe en el periódico cántabro Página XXI y ha sido freelance en algunos medios de comunicación del que es un fiel seguidor.

Fue precisamente de una emisión de un programa, Hora 25, emitido en una radio argentina, de donde Imanol sacó el título de su libro de poemas. “El periodista Jorge Lanata, hablando de la literatura de Julio Cortázar, ponía a modo de ejemplo, en voz del escritor, la lectura de un capítulo de su obra Rayuela en cuyo preámbulo señalaba que la obra había surgido de una manera pausada, “como un mate deslavado y como la nieve que cubre el patio”, así como muy lentamente. De ahí entones saqué el título porque estos poemas han sido escritos como la nieve cubre el patio, muy lentamente, a lo largo de muchos años”, describe este hombre polifacético que combina su trabajo en el sector del transporte con su colaboración distintos registros literarios, aunque sostiene que siempre vuelve a la poesía.

La poesía siempre se ha dicho que es la hija pequeña de la literatura y que está en crisis, “malos tiempos para la lírica”, como cantaban Golpes Bajos, incluso en los medios de comunicación se suele atender este género desde el rincón del poeta como si hubiera que castigarle. Pero la poesía lleva escribiéndose muchos siglos antes de la actual era y los temas desde Petrarca son prácticamente los mismos: el amor y sus variantes, la transitoriedad, la levedad del ser... “A mí la poesía me da la vida. Suelo decir que yo vivo de la poesía. Con qué lleno el depósito de mi coche, pues con otro trabajo, pero lo que me da vida es la poesía”, reclama este empático ciudadano que colabora con distintas ONG. Una faceta solidaria que le ha llevado editar sendos libros de fotografía documental sobre las penurias de los refugiados sirios en la isla griega de Lesbos (Puerta Cerrada, 26 voces contra la indiferencia) o la de los desplazados de los Balcanes (los libros Gazte Ahazmak-Olvidados). Además, Imanol Bueno es el autor del poemario autoeditado, Tiempo y Palabra, (1989) y coautor de la obra etnográfica Araba, mitos, creencias y tradiciones (2014).

Y aún así ha sacado tiempo para escribir este libro hecho a fuego lento del que, como remarca Imanol, ha quedado “contento y aliviado porque esta poesía hecha a lo largo del tiempo la he leído muchas veces y está corregida y actualizada y por eso, una vez que ya está impresa estoy aliviado porque ya no la toco. Ya no se pueda corregir”.