El 30 de diciembre de 2006, quien más y quien menos pensaba en despedir aquel año y muchos lo hacían con la ilusión de que la tregua que había declarado ETA en marzo de aquel año se convirtiese en la llegada definitiva de la paz. Todas esas ilusiones saltaron por los aires aquella mañana de diciembre cuando la banda armada atentó en la T-4 del aeropuerto de Barajas. Aquel atentado que causó dos muertos y una veintena de heridos, sacudió a César Fernández, gran aficionado a la escritura, quien decidió que, en la medida de lo posible, tendría que escribir sobre todo el dolor causado en Euskadi por la violencia. Por todas las formas de violencia. “Ojalá no hubiese tenido la oportunidad de escribir sobre esta cuestión, pero para mí era un deber moral intentar reflejar, en la medida de lo posible, el sufrimiento de este pueblo”, reconoce César Fernández.

Así, en 2008 comenzó a escribir El Salón de los Pasos Perdidos, una novela que reúne el punto de vista y las vivencias de cuatro personas que encarnan los polos opuestos del conflicto vasco: un guardia civil, una concejal socialista, un preso de ETA y una madre de un preso de la banda. “Quería romper los clichés y todos los estereotipos que hay en torno a todas las partes de este conflicto y, también, mostrar dos cosas, que siempre tenemos más cosas que nos unen que las que nos separan y que la paz siempre es el único camino”, desgrana el escritor barakaldarra. Así, en esta novela narra las vivencias de estos cuatro personajes ficticios, pero cuyas historias están basadas en lo vivido por cuatro personas con las que César se ha estado entrevistando durante el proceso de creación del libro. “Creo que contando las experiencias de estas personas a las que, luego, por privacidad, he puesto nombres ficticios, se puede explicar mejor la situación que se vivía en Euskadi y que el lector se pueda acercar a la realidad de cada uno de los personajes”, indica César, quien tras haber publicado obras de poesía, ahora ha dado el salto a la publicación en prosa con esta obra a la que ha querido dotar de un lenguaje “fácil, sencillo y directo. Esa es mi forma de escribir y creo que es importante hacer que la lectura sea sencilla, sobre todo en este tipo de temáticas”, indica el autor barakaldarra.

Cuando César comenzó a escribir El Salón de los Pasos Perdidos -en principio se iba a titular Mugak para poner en relevancia las barreras mentales que separaban a cada uno de los personajes- ETA seguía activa, pero el feliz anuncio que realizó la banda el 20 de octubre de 2011 de que cesaba su actividad armada no cambió mucho el desarrollo de la novela. “Aquello que fue la noticia que todos esperábamos, no cambió nada el esquema que tenía para la novela. Pero sí ha influido en el momento de su publicación porque quería que saliese este año por el décimo aniversario del cese de la actividad armada”, indica César.

Hasta la fecha, la acogida que ha tenido esta novela que, en muchos pasajes se desarrolla en Ezkerraldea, ha sido muy buena, hasta el punto de que varias AMPA de centros educativos han pedido la novela para que este relato sirva de vehículo para explicar todas las violencias que ha padecido Euskal Herria en torno al conflicto. “Además, tres productoras me han pedido la novela y eso, es cierto, que motiva. Aunque yo escribí esta obra por necesidad moral”, explica el autor de El Salón de los Pasos Perdidos, una obra que, además de estar a la venta en formato físico, también está disponible en formato digital.