Lidia Gil, la mujer de 89 años víctima de una estafa inmobiliaria que un fondo de inversión quería desahuciar de su hogar, ha dormido esta noche mucho más tranquila. Ha podido conciliar el sueño con la certeza de que nadie la va a poder echar de la casa que lleva siendo su hogar los últimos 16 años. La jueza del Juzgado de Barakaldo que ha llevado este caso en el que el fondo de inversión que se hizo con el piso en el que reside Lidia tras la quiebra de Residencial Mamariga pedía el desahucio de la mujer, ha dictaminado que Lidia Gil vive de forma legítima en el que es su hogar, ya que reside en esa casa debido a un incumplimiento en el contrato de permuta que la mujer firmó con Residencial Mamariga y que esta incumplió incurriendo en una estafa contra esta mujer. Según el dictamen de la magistrada, esa legitimidad se prolongará mientras no se cumpla el pacto que alcanzaron Residencial Mamariga y Lidia por el que esta mujer debía recibir un piso de la promoción de vivienda que realizó Residencial Mamariga.Por desgracia, tras la quiebra de Residencial Mamariga, empresa que encabezaba Jabyer Fernández, ese acuerdo parece casi imposible de cumplirse pero, al menos, la justicia ha dado la razón a Lidia, quien no solo ha tenido que padecer el haber sido estafada, sino que, además, a lo largo de los últimos meses ha vivido con la incertidumbre de poder ser desahuciada. Lidia, de 89 años, padece problemas de movilidad y tiene una pensión de 660 euros. Su entorno intentó en el pasado acordar el pago de un alquiler social al fondo de inversión, algo a lo que la empresa se negó. Hace poco más de una semana, cuando tras dos aplazamientos pudo celebrarse la vista por este caso, la jueza instó a que ambas partes llegasen a un acuerdo que garantizase que la mujer se quedaría en la que ha sido su casa durante un año. Finalmente, la propia magistrada ha dictaminado que Lidia vive legítimamente en esa casa que seguirá siendo su hogar.

Fin a un año de pesadilla

Con este aval judicial, Lidia Gil y su familia ponen fin a un año de pesadilla. Un año en el que han visto cómo, pese a ser víctima de una estafa inmobiliaria, cabía la posibilidad más que real de que la mujer se quedase en la calle. Además, est residente en Mamariga ha visto cómo el proceso se alargaba ya que la primera vista a celebrarse en octubre se suspendió al no presentarse al juicio ni Emilio Prieto ni Jabyer Fernández, los principales testigos del caso. En la segunda tentativa, en noviembre, el juicio se suspendió por cuestiones técnicas. Fue el pasado 3 de junio cuando, finalmente, se celebró la vista y ayer cuando Lidia, su familia y el barrio de Mamariga que tanto les ha apoyado en esta difícil situación, recibieron la feliz noticia de que, tal y como clamaban, Lidia se queda en su casa.