telares con sistema Jacquard como el antecedente de la informática y la programación por el sistema de las tarjetas perforadasBoinas La Encartadael sábado se transmitirá vía streamingcanal de YouTube de la Diputación denominado BizkaiaBizkaiavisita del artesano leonés Laurentino de Cabo Balmaseda poner a punto esta joya

Se trata "del único telar veterano en toda la península que se pone en marcha regularmente para su exhibición pública", explican desde la Diputación Foral de Bizkaia, que gestiona el museo a través de la fundación Bizkaikoa. "Salvando las distancias, se asemeja a un coche de esa época que se puede sacar un día a pasear al sol porque no está para correr. Antes de sacarlo tienes que mirar cómo está todo: si hay que meter hilos, un gancho que se ha roto€ Al estar parado las cosas también se deterioran. Entonces necesita unas horas antes de repaso y después ya se puede arrancar para hacer una exhibición", detalla el experto leonés heredero de quince generaciones de artesanos que colabora desde 2011 con las demostraciones especiales del telar construido por la casa Sucesores Durán Cañameras que él mismo restauró junto con el alavés Joaquín Marco. El telar de Balmaseda conserva la silueta de lizos colgantes desde el puente superior de la máquina. Debe su nombre "al apellido de un señor francés afincado en Inglaterra", pero "nadie ha inventado nada de la noche a la mañana porque se le haya ocurrido, sino que todo esto viene arrastrado, del telar árabe de tirador". Y es que "los árabes introdujeron el textil en España y de ahí pasó al resto de Europa". El Jacquard supuso un avance en el sentido de que "ya no había que andar cambiando repases, digamos, la distribución de hilos de la urdimbre". Repararlo pone a prueba los conocimientos de Laurentino de Cabo, dado que "pese a que los planos de los telares puedan ser iguales no hay dos piezas exactamente con las mismas medidas". Este tipo de telares "habitualmente se utilizaban para tejer mantas". De hecho, los de Balmaseda "así lo hicieron hasta la Guerra Civil". Al finalizar la contienda "fueron clausurados, por lo que he podido investigar, debido a que se tejieron mantas para el ejército republicano del País Vasco". El lastre de que "esta fábrica nunca se renovara -entre 1892 y 1992-" conservando la maquinaria original se convirtió en un activo como museo desde 2007.

Laurentino de Cabo vive de cerca un declive acentuado por la pandemia: "En España había miles de fábricas de hilatura o tejeduría y subsistimos cinco. No ha habido interés y la gente tiene una mentalidad de usar y tirar. Cuando digo que garantizo una manta de calidad que dure cien años me responden que es imposible", lamenta.

Laurentino, heredero de quince generaciones de artesanos, asegura que garantiza una manta de calidad que dure cien años