"¡Yo también quiero!", murmuraban en el patio. Los talleres impartidos por el Museo de las Encartaciones han debutado con un éxito arrollador en primero de ESO en el colegio Jesuitinas de Bilbao, donde se ofreció una lección la mar de divertida que transportó al alumnado a las cuevas, pinturas rupestres y la lucha por la subsistencia en el entorno hostil de la Prehistoria sirviéndose del fuego.

"Es un aprendizaje más basado en la investigación que complementa lo explicado en el aula muy bien traído con material del propio museo, les ha encantado", valora la profesora Berta Madariaga. El centro ya había acudido a la Casa de Juntas de Abellaneda otros años a sumergirse en la Edad Media, mientras que "para estudiar la Prehistoria íbamos de excursión a las cuevas de Ekain". Sin embargo, la pandemia ha dado al traste con las salidas, por lo que el colegio se ha replanteado la organización. "Se les pasó el tiempo volando" en clase "con esta experiencia tan bonita que les ha enseñado la evolución humana y se han metido en la piel de quienes elaboraron el arte rupestre con recreaciones en tres dimensiones y reproducciones de los pinceles y pigmentos que utilizaban; han podido fabricar pinceles y convertirse en pintores" acercándose a quienes dieron forma, por ejemplo, a las composiciones de la cueva de Arenaza en Galdames.

Con estas clases se avanza un paso más en "el trabajo realizado por parte de los departamentos de educación de los museos durante décadas, que ha transformado la experiencia museística en parte esencial del programa de los centros escolares". En concreto, "las actividades de educación no formal desarrolladas por el Museo de Las Encartaciones, perteneciente a las Juntas Generales de Bizkaia, se han insertado en los contenidos curriculares de un gran número de centros educativos de Bizkaia". Alrededor de 7.000 estudiantes solían visitar las instalaciones para adentrarse en el rico pasado de Enkarterri. Con la pandemia, pasaron a ofertar tres formatos: en el museo, en el aula y talleres telemáticos.