En los últimos días, el parque Doctor Areilza de Portugalete, popularmente conocido como el Parque de los Monos, ha vuelto a la actualidad debido al robo de seis estatuas que rememoran la época más dorada de este equipamiento que fue diseñado por Emiliano Pagazaurtundua y que se inauguró en 1917. Y es que este parque, históricamente, ha sido un punto de encuentro para los jarrilleros, un lugar de reunión y disfrute para la ciudadanía. "Para los jarrilleros este parque es un lugar muy importante porque forma parte de nuestra memoria colectiva", asegura Roberto Hernández, archivero municipal de Portugalete.

En la centenaria historia de esta zona de esparcimiento han sido muchos los momentos vividos por los portugalujos en este lugar que fue el primer parque que tuvo la noble villa. Ha acogido conciertos, actividades culturales de todo tipo... Pero lo más destacado sucedió a partir de finales de los 60, cuando desde el Consistorio se decidió que este lugar se convirtiese en una especie de pequeño zoológico en el que la ciudadanía pudiese disfrutar de diversas especies. El primer paso se dio en 1969, cuando se colocó un palomar y se creó un estanque en el que comenzaron a vivir media docena de patos. Dicho estanque se amplió en 1971 y fue consolidando un proyecto que fue creciendo a pasos agigantados. Hasta el parque Doctor Areilza fueron llegando palomas de diversas especies, tórtolas, dos pavos reales, cernícalos, carpas... Y, entre otros, hasta una pareja de monos que pasaron a la posteridad. "La introducción de animales en el parque Doctor Areilza fue una decisión del alcalde José Manuel Esparza. Quería hacer de Portugalete una ciudad turística y esta fue la primera de las iniciativas. Realmente, su idea tuvo éxito porque venía gente de muchos lugares a este parque", rememora Hernández. Para los jóvenes el parque se convirtió en toda una atracción y, sobre todo, por el espectáculo que ofrecían los dos monos, machos, que vivían en el lugar. "Eran dos monos, dos macacos verdes africanos machos, no tenían hembras alrededor y... bueno, hacían cosas", señala Hernández entre risas.

Durante una época, hubo en el parque dos cisnes negros australianos que, desgraciadamente, fueron estrangulados en 1979. No fue el único acto vandálico que hubo en el parque, puesto que un año más tarde, un grupo de personas abrió las jaulas en las que estaban varias aves. Finalmente, se decidió quitar los animales que había en el lugar y, desde 2009, tras una remodelación integral del espacio, las esculturas que han sido robadas recordaban el pasado como zoo del parque. "Creo que es necesario reverdecer laureles y este episodio lamentable que ha ocurrido puede ser una buena oportunidad para hacerlo. En mi opinión, es necesario dinamizar este parque y no estaría mal que volviese a haber algunos animales como patos y peces... Y la estatua en honor a Félix Rodríguez de la Fuente que se trasladó desde este parque a La Florida", apunta Hernández, quien tiene en el parque Doctor Areilza, o el Parque de los Monos, muchísimos recuerdos de juventud.