HACE medio siglo, un grupo de personas, unieron sus fuerzas y su trabajo para impulsar la cultura vasca en la noble villa jarrillera. Así nació, Berriztasuna Taldea, un colectivo que, a lo largo de este año celebrará su 50 aniversario. Atrás queda muchísimo trabajo de mucha gente que, día a día ha ido aportando su granito de arena para hacer crecer este proyecto. "Este es un aniversario agridulce. Dulce porque es un éxito llegar a cumplir 50 años y agrio porque hay muchas personas que han trabajado mucho por este proyecto que, por desgracia, ya no están entre nosotros", afirma Roberto Larrea, presidente y uno de los fundadores de Berriztasuna.

Los inicios, en cualquier proyecto que se precie, son duros, pero más si cabe para una iniciativa que en pleno franquismo quería trabajar por la cultura en general, y por el movimiento cultural euskaldun en particular. A todo ello, se sumaba la falta de recursos para poder echar a andar el grupo con todas las garantías, pero la necesidad o los obstáculos para lograr algo agudizan el ingenio. "Tuvimos muchas dificultades en nuestros inicios, pero fuimos tozudos, creíamos en lo que hacíamos y he de decir que fue muy gratificante todo aquel camino. Nos propusimos que Portugalete tuviese un grupo de danzas más y lo conseguimos", recuerda Larrea. Al principio, no contaban con un local fijo en el que poder ensayar y, todo ello, hacía que Berriztasuna avanzase a duras penas. Los fundadores de Berriztasuna pensaban que debían dar un paso al frente y tomaron una decisión dura, difícil, pero que, marcó el porvenir del grupo; comprar un local que sirviese de sede y lugar de ensayos. Corría el año 1975 y la inversión a acometer era de envergadura, ya que el local costaba 166.000 pesetas. "Cuando fuimos al banco a pedir el préstamo para poder pagar el local, nos pidieron un aval y Roberto Álvarez, Miguel Ángel Marín y Ángel Rodríguez avalaron con su patrimonio", explica el presidente de Berriztasuna.

Tardaron más de dos meses y medio en limpiar el local que, aún hoy día, es la sede del grupo y, entonces, Berriztasuna abrió una época en la que tenían dos misiones. Por un lado, seguir fomentando la cultura vasca en la villa y, todo ello, lo logró con la labor de los preparadores; por el otro, lograr recursos económicos para pagar, lo antes posible, el préstamo solicitado para costear su local. "Todos éramos uña y carne y todos trabajábamos por los mismos objetivos", remarcan Roberto Larrea y Maite Fernández. Ella llegó al grupo tres años después de su fundación. En aquella época, vendieron rifas, lotería, bonos del Athletic... Todo para pagar ese local. Lo consiguieron y se estima que, hasta hoy, más de 4.000 jarrilleros han bailado y formado parte de Berriztasuna. "Si estamos hoy aquí es gracias a la labor de muchísima gente. Dantzaris, preparadores, fundadores del grupo... Sin todos ellos, nada de esto sería posible", remarcan Roberto y Maite. Actualmente, organizan actividades como el Festival Folclórico Virgen de La Guía, el Txikien Dantzaldia y, con motivo de su 50 aniversario organizarán entre otras actividades, un Carnaval vasco el próximo 29 de febrero, una exposición fotográfica que se mostrará en mayo en la Torre Salazar y una fiesta aniversario que tendrá lugar el 17 de octubre en Merkatua.

Virgen de La Guía Pero la aportación de Berriztasuna Taldea a Portugalete en este medio siglo de andadura ha ido mucho más allá del fomento de la cultura vasca y, en especial, de las danzas. Desde 1974 ellos son los encargados de organizar la fiesta de Virgen de La Guía. En estos 46 años la fiesta ha crecido hasta el punto de haberse convertido en el día por excelencia de fiesta en Portugalete. Lo que comenzó como una cita en la que se juntaban un número reducido de personas, ha mutado a una fiesta que supera los 50.000 asistentes. "Es una fiesta que sí, que organizamos nosotros, pero que es de todo el pueblo de Portugalete. Ellos son quienes dan color ese día a nuestra villa", describe Roberto. Para el futuro, el deseo que tienen Roberto y Maite para Berriztasuna es "que sigamos trabajando y luchando como hemos hecho hasta ahora". Ese es, posiblemente, el secreto para que Berriztasuna lleve medio siglo trabajando por la cultura en Portugalete.