SI hubiera una estrella Michelín para la restauración en miniatura, sin duda el Boulevard Kafe de Trapagaran tendría muchos boletos y su chef, Encarni San Martín, podría embocarse con orgullo un notorio gorro que la distinguiera por su atinada capacidad para crear obras de arte culinarias que han sido capaces de encandilar tanto a jurados profesionales -los que valoran los pintxos según su presentación, originalidad, innovación, armonía de sabores, temperatura y elaboración- como a los populares, que simplemente se dejan seducir por su degustación.

"Lo cierto es que nuestro pintxo intentaba un poco engañar al ojo aunque luego la gente reaccionó positivamente al Trapaga txoko", resumía Borja Merino, gerente del Boulevard Kafé de la Avenida de Primero de Mayo de Trapagaran, que se hizo acreedor del premio jurado popular en esta tercera edición del Trapagaran Pintxotan. "Ya solo nos falta hacer doblete" destacaba Merino cuya cafetería obtuvo también premio en 2017, en la primera edición, otorgado por el jurado profesional con un pintxo elaborado con el bacalao como condimento esencial. No en vano, la propuesta era cuando menos innovadora ya que su presentación dejaba un tanto perplejo al cliente al presentare en taza, con un rotundo color chocolate aderezado en plato con varios "churros" que inducían a pensar que la propuesta tenía cacao.

Morcilla Nada más lejos de la realidad ya que el Trapaga Txoko -un guiño a la localidad y al primer golpe de vista- era en realidad una crema de morcilla que los clientes degustaban en caliente. "Era una crema con base de morcilla de arroz mezclada con nata de cocina y unos txurros que en realidad están hechos de puré de patata, frito y que imitaba a los churros", explicaba Encarni San Martín, una experimentada cocinera que lleva en el bar desde su apertura en agosto de 2006. Anteriormente se labró una larga experiencia en los fogones como cocinera en el desparecido restaurante Las Nieves de Portugalete, que se ubicaba frente al añorado cine Java. Humilde trabajadora de los fogones, como se describe esta cocinera -a pesar de que sus manos y su pericia son responsable del pintxo resultante-, Encarni gusta recordar que "la decisión del pintxo es consensuada". Eso sí, luego ella lo hace de premio.