SI Steve Jobs empezó en un garaje, ella no iba a ser menos. En un txoko de Sodupe Maitane Alonso alumbró y perfeccionó el proyecto que ha conquistado la patria del fundador de Apple. La estudiante de primero de Medicina encara el período de exámenes con la alegría de haberse alzado con el segundo premio de microbiología y el primero en la modalidad de sostenibilidad -concedida por la Universidad de Arizona- en la feria científica mundial celebrada en Phoenix, Estados Unidos. Un impulso más para la máquina que prolonga la vida útil de los alimentos gracias un método de envasado que reduce el uso de químicos.

El prototipo inicial que diseñó hace dos años ha evolucionado hasta la máquina que Maitane ha presentado en Estados Unidos, “más pensada para la industria, para restaurantes o comercios que la primera versión, centrada en el consumo en el hogar”, cuyo rendimiento está avalado por más investigaciones. En este sentido, agradece a la Universidad del País Vasco haber podido utilizar su laboratorio.

Entre el 12 y el 17 de mayo explicó el funcionamiento del método en el Intel Isef que acogía el centro de convenciones de Phoenix. El mayor evento con la participación de “más de 1.800 personas de ochenta países agrupadas en 22 categorías”. Maitane acudía con la vitola de vencedor del primer premio que otorga la Sociedad Catalana de Biología y de otro galardón especial que otorgaba el pase a la final internacional en febrero y después de haber participado el pasado verano en otra feria en Chile, en este caso no competitiva gracias a las empresas colaboradoras del proyecto y el apoyo del Ayuntamiento de Güeñes. Además, ejerció como jurado en Elhuyar Zientzia Azoka 2018.

En Norteamérica montó un stand para atender a los asistentes que se interesaban por la iniciativa y también detalló el funcionamiento de su invento ante el jurado. Detalló cómo el ozono ofrece la solución. Aplicarlo durante quince segundos con ayuda de la máquina puede permitir que la conservación de los alimentos se extienda de dos días a dos semanas. Un ventilador impulsa el ozono hacia el exterior para que salga de forma laminada, expulsa el aire impuro y vuelve a entrar por el otro lado. Así funciona la tecnología que puede abrir una puerta contra el despilfarro. Y es que “el 30% de los alimentos se tiran a la basura por problemas de conservación y el mercado no ofrece muchas alternativas para remediarlo”, valoraba Maitane en los inicios de su investigación.

En Estados Unidos han apreciado las aplicaciones prácticas de la máquina que a su creadora le “encantaría” comercializar. Como nota curiosa, entre los reconocimientos que ha obtenido en el palmarés, “el MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts va a bautizar con mi nombre a un asteroide”. “Es un reconocimiento muy importante.

De momento, está volcada en los exámenes en el primer año de la carrera de Medicina con el recuerdo de las personas que conoció en el concurso científico donde también reservó algo de sitio para el turismo. “Estuve en el Gran Cañón, un sitio precioso”, rememora, “emocionada”.